Comentario al Evangelio del lunes, 10 de octubre de 2022
Paulson Veliyannoor, CMF
Signo de Jonás
Pedir una señal es un esfuerzo por eludir el necesario y laborioso camino de la fe. La fe consiste en confiar en las palabras de Dios y caminar por el valle de las tinieblas. Es dejar que el grano de mostaza crezca en la oscuridad y profundidad de nuestro interior. Por otro lado, la insistencia en signos y milagros (que abunda entre los fieles de cualquier religión) es un cortocircuito en el camino de maduración en la fe. Jesús se niega a dar otro signo que no sea el de Jonás, que trata del viaje de Jonás, a través del vientre de la ballena, hacia una mayor fe. Aunque sin quererlo, Jonás se deja nacer a la fe. Es un bautismo, un misterio pascual, que cada uno de nosotros debe sufrir, a su manera y con la ayuda de la gracia, para llegar a la fe auténtica. Y, una vez que lleguemos, como Job, no pediremos nada, sino que sólo adoraremos con asombro y amor.