Comentario al Evangelio del Jueves 29 de mayo de 2025
Es solo un ratito
En expresiones que parecen un trabalenguas, Jesús habla de la alegría y la tristeza. Para muchos de nosotros es fácil alegrarnos por alguna cosa pequeña: un éxito en el trabajo, suerte en la lotería, la adquisición de algo, una visita importancia. Pero muchas de esas cosas son pasajeras. Enseguida se acaban y tenemos que buscar una nueva fuente de placer. No hace falta nada más que mirar los programas de festejos de pueblos y ciudades en España, la proliferación de programas “rosa” o “reality”, las fotos de personas que se empeñan en contarnos lo bien que están comiendo en Facebook, el tiempo que se pasa en redes sociales… Nada de eso, en sí mismo, es malo moralmente. Pero no es duradero, y podría ser una colosal pérdida de tiempo, aunque dé placer momentáneo.
El “dentro de un poco” de Jesús es algo muy distinto, aunque pudiera parecer casi eterno. Estaréis tristes… La tristeza, también, puede ser pasajera y por cosas nimias. He perdido unas llaves, me he dado un golpe, alguien me ha contestado mal… Eso también se pasa. Otra tristeza más comprensible es la del dolor profundo por una pérdida, una separación, un conflicto, una guerra o un daño personal. Esa no parece nunca ser de un ratito, o un poco de tiempo como dice Jesús. Pero en esas palabras, “vuestra tristeza se convertirá en alegría” residen precisamente la esperanza. Solamente es un “ratito” esto que pasa ahora, porque tenemos la profunda convicción de que la presencia del Resucitado lo convertirá en alegría. Y no será una alegría pasajera, de ese placer efímero, sino la alegría más honda posible. El gozo del Espíritu prometido. Una alegría que nada ni nadie puede alterar. Los ratitos de Jesús en realidad son la eternidad; el dolor (que no la tristeza) siempre estará presente de una manera u otra; la alegría verdadera siempre está ahí. Solo hay que reconocerla. No es cuestión de tiempo sino de mirada y de espíritu.
Cármen Aguinaco