Comentario al Evangelio del jueves, 27 de febrero de 2020
Pepe Lillo, cmf
Primer día después de Ceniza :
Queridos amigos:
Si has decidido emprender el itinerario de la Cuaresma pasando el umbral de la Ceniza, no está de más acoger con atención las instrucciones que dan las lecturas de hoy, comenzando por el Deuteronomio: “Pongo ante ti vida y bien, muerte y mal; … si eliges … tendrás…”. Cuando nuestros padres nos educan en los primeros pasos de la libertad suelen decirnos con frecuencia ante elecciones absurdas: “luego no digas que….” o “atente a las consecuencias…. y cuando vengan los resultados no te quejes…”
Es lo lógico, si pones tus ahorros y esfuerzos en una buena empresa, lo normal será obtener beneficios, tranquilidad, prosperidad, dicha y felicidad o por lo menos así nos lo prometen. Pero si te gusta arriesgar en negocios y asuntos poco fiables…. “atente a las consecuencias” muerte y mal son inherentes a tu elección y a los devaneos en que te prodigaste.
Sin embargo el evangelio de Jesús rompe esta lógica y nos invita a poner en práctica las reglas inversas: Si quieres vida, escoge muerte; porque quien se agarra a la ficha de su vida, pierde la partida y a sí mismo.
Parecen dos maneras muy distintas de ver y valorar la vida -en realidad iguales, aunque la literalidad haya podido llevar a lecturas antagónicas en la historia- : Comodidad, tranquilidad, bienestar, placer, seguridad, ser bueno para sí mismo y ante el espejo…como ideal de vida. Por otro lado y con mirada evangélica: Esfuerzo por el cambio interior, inquietud ante las dolencias del mundo y las carencias de los otros -a quienes me “aprojimo” y de quienes me hago cargo, más allá del cansancio, hasta la cruz-, aprender a disfrutar la vida en la felicidad, los logros e incluso los dolores de los otros. Fuera envidia, competitividad, afán de poder y deseo de tener más….
La propuesta de Jesús es clara y la hemos escuchado muchas veces de una u otra manera, ¡cargar cada jornada con la vida!, la de los demás, desviviéndome en ellos, pronunciando sus nombres en el corazón para amarlos al modo en que Dios los ama, vivir en actitud de servicio constante ante las precariedades que se presentan y afrontar los retos por mejorar la realidad en la que estamos sumergidos, tratando de liberar ataduras y esclavitudes propias y ajenas.
Para quien desde la fe no entiende otra autoridad que el servir hasta dar la vida por amor, cargar cada jornada con la cruz de la vida es auténtica fuente de vida y dadora de sentido en la búsqueda de realización humana. y jamás entendida como castigo, como la entendieron los poderosos al cargarla sobre Jesús.
“AVE CRUX, SPES UNICA”, reza el lema que resuena desde los primeros siglos y se plasma en el pedestal de multitud de calvarios e iconografías diversas.
Recibe un cordial abrazo en la Cruz de Cristo
Pepe Lillo cmf.
lillo.jm@hotmail.com