III Domingo de Cuaresma
Romanos 5, 1-2.5-8. El amor ha sido derramado en nosotros con el Espíritu que se nos ha dado
Discernir la voluntad de Dios
Conocer la voluntad de Dios no es un trabajo fácil. Hay tres cosas que podemos hacer: (1) Tener el más profundo deseo de hacer la Voluntad de Dios; (2) Hacer lo mejor posible para discernir a través de la oración y la consulta espiritual; (3) Abandonarse totalmente en las manos de Dios. La oración de San Ignacio de Loyola, gran maestro en el discernimiento de espíritus, puede ayudarnos:
"Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento
y toda mi voluntad,
todo lo que tengo y llamo mío.
Me lo has dado todo.
A ti, Señor, te lo devuelvo.
Todo es tuyo; haz con él lo que quieras.
Dame sólo tu amor y tu gracia,
Eso es suficiente para mí".