Comentario al Evangelio del día 4-10-2025
Los nombres escritos en el cielo
La enorme popularidad de san Francisco de Asís, las películas, los libros, las florecillas, han hecho que a veces se sentimentalice un poco su figura: el hombre que habla con los animales, que doma al hermano lobo, que se dirige a la luna, al agua, y al sol como hermanos, resulta simpático y una pizca demasiado dulce. Quizá en el proceso de difundir esa figura podamos olvidar lo que tiene de heroico en su extrema pobreza. Las persecuciones desde dentro y desde fuera que sufrió. Su enorme trabajo sacrificado y generoso de levantar la Iglesia. El escándalo que pudo producir. La dureza de su vida. Hay quienes quieren entusiásticamente seguir sus inspiraciones sobre la creación y la naturaleza, pero no está tan claro que deseen abandonar sus pequeños o grandes lujos. Ir suavemente y silenciosamente por la senda de construir la Iglesia es prácticamente imposible. Hay mucho trabajo, mucho conflicto, mucha abnegación.
Es verdad que el Evangelio de hoy sí se habla de lo pequeño y de lo sencillo y, por supuesto, con toda razón y toda verdad. Pero lo pequeño y lo sencillo significa renunciar al propio nombre, al prestigio, a la soberbia, al propio engrandecimiento y a todo narcisismo. Por eso, el mismo pasaje del Evangelio recuerda: no os alegréis de poder domar serpientes o salir inmunes de los peligros. No penséis que los prodigios que se pueden realizar en vuestra vida sean posesión vuestra (la pobreza extrema también se debe mostrar ahí). Vuestra alegría, más bien, debe venir de que vuestros nombres están escritos en el cielo.
Y quizá aquí esté la mayor humildad y pequeñez: en aceptar que mi nombre no lo escribo yo misma en el cielo, sino el Padre. En darse cuenta de que todo lo grande, lo bueno, lo sabio, e incluso lo sencillo, viene de una misma fuente y no de nosotros mismos. La alegría viene de esa misericordia de Dios de elegirnos, llamarnos, recibirnos, aceptarnos e inscribir nuestros nombres en el cielo. Y a ese enorme privilegio se responde con el trabajo, el desprendimiento total, la paz frente al conflicto, la entrega.
Carmen Fernandez Aguinaco