Comentario al Evangelio del día 27-08-2025

Fecha

27 Ago 2025

Vivir como se merece Dios

Hoy tenemos, por un lado, las lecturas del miércoles de la Semana XXI del Tiempo Ordinario, que exhortan a vivir como “se merece Dios”. Dios no tiene que hacer méritos para merecer nuestro honor ni nuestra recta vida. Dios es digno de toda gloria y alabanza. Y dar gloria y alabanza a Dios significa, en la práctica, tener una vida recta, alegre, esperanzada, caritativa, justa. Vivir como corresponde a la grandeza de Dios es simplemente justo y necesario.

Por otro lado, está hoy la memoria de santa Mónica, la mujer que, con sus lágrimas, alcanzó al hijo para Cristo. Es decir, logró que Agustín viviera “como se merece Dios”. Cuando Agustín parecía estar más allá de toda redención, Mónica siguió llorando y orando. Porque pensaba que su hijo estaba “muerto” a la verdadera vida. ¡Y qué vida tuvo Agustín después! Las lágrimas de Mónica no solo sirvieron para la vida de Agustín, sino para la vida de la Iglesia durante tantos siglos.

Por eso el pasaje del Evangelio que se lee en esta memoria es el de la viuda de Naín. El hijo estaba certificadamente muerto. Pero a la viuda se le dice: no llores. Ahórrate las lágrimas, porque Dios es un Dios de la vida. Lágrimas sacaron de la muerte al hijo de Mónica y al de la viuda de Naín. Tantas madres y abuelas, hoy día, lloran lo que ven en sus hijos y nietos un camino de muerte; malos caminos, malas amistades, adiciones, indiferencia a la fe, materialismo extremo, narcisismo. A ellas se les dice, como a Mónica y a la viuda de Naín: “No llores más. Tus súplicas son escuchadas.” O, casi más bien; sigue llorando, llora incesantemente ante Dios para arrancar de Él la vida. Pero llora en la seguridad de que Dios es un Dios de vida; llora con la confianza de que Dios siempre puede sacar vida de la muerte. Llora como las estériles Sara, Ana e Isabel, sabiendo que lo imposible es siempre posible. Llora para que tu hijo viva “como Dios se merece”, es decir, de una manera recta, alegre, esperanzada, pacífica, caritativa y justa. Y eso, no solo para la vida del propio hijo, nieto o ser querido; sino para la vida de la Iglesia. Para que los cristianos vivamos “como Dios se merece”. A Él toda gloria y alabanza.

Cármen Aguinaco

¡No hay eventos!
Radio Palabra

God Gossip