Comentario al Evangelio del día 23-08-2025
Queridos amigos:
Qué fácil es “ponernos por encima” de los demás. Cuando sabemos algo más que otros, o si tenemos algo más de experiencia en algún aspecto de la vida… nos creemos superiores y tratamos a los demás como inferiores.
Eso les pasaba a muchos escribas y fariseos del tiempo de Jesús: se creían de primera categoría, mientras los demás serían de segunda clase. Y, además, se permitían “decir y no hacer”. Por eso Jesús los critica con dureza.
Ponerse por encima de otros es una tentación muy humana. También el decir y no hacer. El Espíritu del Señor viene en ayuda nuestra para darnos cuenta de estos peligros y evitarlos. Porque, como dijo el papa Francisco, la única forma legítima de mirar a alguien de arriba hacia abajo es para ayudarlo a levantarse. Y estamos llamados a la autenticidad, que es más que la coherencia: ser coherentes entre lo que decimos y hacemos siempre que podamos, y ser capaces, a la vez, de reconocer nuestras fragilidades. Porque nadie es perfecto. Y el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad.
Lo opuesto a ponerse por encima es “ponernos por debajo”, en sometimiento o dependencia. Y esto tampoco es cristiano. En Cristo somos hermanos, hijos de un mismo Padre, llamados a cuidar y hacer crecer la fraternidad y a cuidar nuestra casa común para nosotros y para las próximas generaciones. Ni por encima ni por debajo: mirándonos a los ojos, como nos mira el Señor.
Y, en caso de duda, ponerse al servicio de los demás, desde una libertad interdependiente: “el primero entre vosotros será vuestro servidor”. Porque “el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
Señor Jesús,
ayúdame a mirar a los demás como tú les miras.
Y que pueda servir y desvivirme, desde la libertad,
contigo y como tú.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez CMF (@luismanuel_cmf)