Comentario al Evangelio del día 18-10-2025
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia! (Is 52,7, cf. Rm 10,15). Hoy celebramos la fiesta de san Lucas evangelista. Hasta hoy, casi dos mil años después nos ha llegado su obra y nos sigue anunciando la buena nueva del amor de Dios para todos nosotros. Los estudiosos de la Biblia, cuando nos hablan de la formación de los evangelios, explican que más que ser la obra de una persona, los evangelios son la obra colectiva de las comunidades cristianas que primero fueron transmitiendo de forma oral los relatos sobre Jesús, sus historias, sus palabras, sus gestos y que solo con el paso del tiempo se fueron poniendo por escrito todas esas historias y discursos hasta que poco a poco se fueron formando los Evangelios tal como hoy los conocemos.
Esto nos habla de muchas personas, los miembros de aquellas primeras comunidades cristianas que valoraron y atesoraron en su memoria y en su corazón todo lo que se decía y contaba de Jesús, porque éste se había convertido en el centro de su vida y en la fuente de su esperanza. No solo eso, se esforzaron porque esa buena nueva llegase hasta nosotros y fuese también para nosotros fuente de vida y esperanza.
Generación tras generación, esa palabras, primeros pronunciadas y luego escritas, han ido llegando al corazón de tantas personas que han hecho de Jesús el centro de su vida y hoy nos dan testimonio de que Jesús fue mucho más que un héroe de la antigüedad o un luchador por la justicia y la igualdad. Es todo eso y mucho más. Es el hijo de Dios, es el que nos habló del Reino. Y por él vale la pena dejarlo todo y seguirle.
Hoy es día para dar gracias. Por Lucas, por todos los que colaboraron con él en la escritura de su Evangelio y por todos los que a lo largo de estos dos mil años han puesto todo su esfuerzo para que las palabras, los gestos y la vida y muerte de Jesús llegasen a nuestro conocimiento y también a nuestro corazón. ¡Gracias!
Fernando Torres