Comentario al Evangelio del día 17-10-2025
Me encuentro a veces con cristianos que viven en el miedo, en el temor. Se sienten amenazados. Es como si todo lo que nos rodea hoy en nuestro mundo fuese una amenaza para la Iglesia. Piensan que ésta está siendo perseguida como nunca la fue. Para ellos, el tiempo de las persecuciones en el Imperio Romano en los primeros siglos de nuestra era no es nada comparado con la situación actual. Son capaces de aceptar que no es una persecución en sangre y muerte pero dejan claro que es una persecución más sutil porque va corroyendo los fundamentos de nuestra fe, porque la presencia cristiana no es ya tan viva como antes… Hasta la falta de vocaciones al sacerdocio se interpreta como una señal del fin que ya está cerca.
A todos los que piensan y sienten así habría que recordarles con fuerza las palabras de Jesús en el texto evangélico de hoy: “No tengáis miedo”. La Iglesia no es más que la forma concreta como se ha ido anunciando el Evangelio de Jesús a lo largo de estos veinte siglos. Lo importante, lo verdaderamente importante, no es la Iglesia en su forma actual (parroquias, diócesis, sacerdotes, obispos, cardenales…). Lo importante de verdad es el amor de Dios manifestado en Jesús y en la buena nueva del Reino. Lo importante es la voluntad salvadora del Dios de la Vida que se manifestó en Jesús. Una voluntad universal y hecha de amor, de misericordia, de compasión. Y eso es obra del mismo Dios que va guiando esta historia nuestra hacia esa salvación, hacia la instauración del Reino, de su Reino.
No es tiempo para sentirnos deprimidos ni decepcionados. La esperanza y la confianza en Dios, en nuestro Dios, es, debe ser, la marca distintiva del cristiano, que siempre es capaz de ver, hasta en las situaciones más difíciles y complicadas, la acción gratuita de Dios que va llegando al corazón del hombre y abriéndonos a la Vida de verdad.
Fernando Torres