Comentario al Evangelio del día 13-08-2025
El texto evangélico de hoy comienza con una frase de Jesús que me hace temblar. Dice Jesús que “si tu hermano peca…” y sigue con diversas consideraciones sobre lo que hay que hacer. No discuto las consideraciones que hace Jesús. ¡Faltaría más! Pero me hace temblar esa primera fase. La razón es sencilla: ¿Cómo puedo yo estar seguro de que mi hermano ha pecado?
Puedo estar seguro de que ha hecho algo que objetivamente está mal hecho. Pero de ahí a afirmar, a estar seguro, de que ha pecado, con todo lo que significa cometer un pecado, hay mucho trecho. En la moral más tradicional quedaba claro que para cometer un pecado mortal es necesario que haya materia grave (no vale cualquier fruslería), que haya pleno consentimiento o, dicho de otra manera, plena voluntad de hacer lo que se hace, siendo consciente de lo que se hace y que haya pleno conocimiento, que sepa que lo que estoy haciendo es pecado mortal. Si no sé lo que hago o lo hago sin darme cuenta, no hay pecado. Esto que se aplica al pecado mortal, se aplica a cualquier pecado. Tenemos que ser conscientes de lo que hacemos y quererlo hacer para poder decir que hemos cometido un pecado.
Está claro que estas condiciones suceden en la conciencia de cada persona. Por eso, repito, puedo estar seguro de que lo que veo hacer a mi hermano/a es algo grave o leve, es algo que no está bien hacerlo, pero de ahí a afirmar que es un pecado hay mucho camino. Es dar por supuesto que conozco el interior de la persona, sus motivaciones más profundas. Ese es un campo en el que hay que ser muy prudente.
Por eso, hay que ser muy cauteloso a la hora de juzgar a mis hermanos/as. Porque no llegamos nunca a conocer bien el interior de su conciencia, de sus razones, de sus motivaciones. Y ese es el campo donde hay que aplicar la misericordia, la misma misericordia que Dios tiene conmigo y mis muchas limitaciones. Eso no significa que no haya que corregir pero siempre desde la comprensión y la misericordia. Nunca desde el juicio fustigador, duro o crítico.
Fernando Torres, cmf