Comentario al Evangelio del día 12-07-2025
Querido amigo/a:
Hoy despedimos a los últimos grandes protagonistas del Génesis, Jacob y José, cerrando así este increíble capítulo de la Biblia. Prepárate, porque el lunes arrancamos con el emocionante libro del Éxodo.
La historia termina de esta manera: Jacob, ya sintiendo que su tiempo en la tierra se acaba, pide algo especial: que cuando su gente regrese a Canaán, lleven sus restos a la cueva de Macpelá en Hebrón, el lugar que Abrahán compró y donde descansan sus antepasados. Su muerte está narrada de una forma simple, pero súper conmovedora: «recogió los pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos». Es imposible no imaginar esa escena llena de paz y significado.
Después se queda José con sus hermanos. Y, otra vez más, José demuestra ser una persona increíblemente noble y con un corazón gigante. Les dice: «No tengan miedo, ¿acaso soy yo Dios?». Básicamente, les recuerda que es Dios quien juzga y decide. Pero lo más inspirador es cómo José ve todo lo que pasó desde una perspectiva divina: «Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos». Y añade el texto: “Y los consoló, hablándoles al corazón” ¡Qué manera tan positiva y sabia de ver las cosas!
El Evangelio sigue el discurso misionero de Jesús a sus discípulos. Tres veces repite Jesús la expresión “no tengáis miedo”. Es la recomendación de nuestro Señor, pues bien sabe Él lo que el miedo es capaz de hacer cuando se instala en nuestro corazón: paraliza, acobarda, desanima, cansa… Nos hace vernos de manera disminuida; agiganta y exagera la realidad haciéndola ver como el monstruo que no es; nos impide mirar hacia adelante, con perspectiva; nos hace creer que no somos capaces de afrontar nuestros retos más complejos. Si nos dejamos arrastrar por el miedo, quedamos anulados.
Qué bonita esta expresión que dice: “el miedo llamó a mi puerta, salió a abrir la fe, y no había nadie”.
Que la Virgen María, a la que recordamos hoy, como todos los sábados, interceda por nosotros en el combate contra nuestros miedos. Ella, la Madre de la fe y la esperanza.
Vuestro hermano en la fe.
Juan Lozano, cmf.