Comentario al Evangelio del día 10-09-2025

Fecha

10 Sep 2025

Hay muchas formas de presentar a Jesús. Hay una estampa muy conocida donde se le presenta glorioso, con un rostro dulcísimo y saliendo de sus manos unos rayos de luz que nos hacen pensar en la divina misericordia. Y no deja de ser una imagen de Jesús. Pero no es la única. Cuando leemos el Evangelio, nos encontramos con textos como el de hoy que difícilmente admiten una interpretación dulzarrona. En este texto, Jesús se nos presenta como un radical. No caben medias tintas. Lo que dice es lo que dice y, por muy fuerte que nos suene a los oídos o que, sencillamente, no nos guste oírlo, es su palabra.

Es un texto sencillo y breve. Cuatro bienaventuranzas y cuatro maldiciones (algunos prefieren hablar de “malaventuranzas” para, al mismo tiempo que se juega con las palabras, quitarle un poco de hierro a la segunda parte del texto). Un texto que nos deja claro de qué lado está Dios.

Dios está de parte de los pobres (¿hace falta interpretar el significado de “pobres”? porque es algo evidente: aquellos a los que les está tocando la peor parte en el reparto de nuestra sociedad). Dios está de parte de los hambrientos (y sigue habiendo hambre en nuestro mundo, hambre material, hambre de pan, hambre de no tener nada que comer un día tras otro). Dios está de parte de los que lloran (por la razón que sea, que el texto no especifica). Dios está de parte de los que son odiados por causa de, comprometidos con el Hijo del hombre, querer hacer presente en nuestro mundo el reino de Dios, reino de justicia y fraternidad.

Y Dios maldice a los ricos que no son capaces de compartir, a los que tienen la mesa y el estómago llenos, a los que ríen sin acercarse ni mirar a los que lloran, a los que son aplaudidos por todos porque no hacen caso del clamor de los que sufren y dicen solo lo que a los poderosos les gusta escuchar.

Fernando Torres, cmf

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