Comentario al Evangelio del día 09-07-2025
Querido amigo/a:
Damos un salto importante en la secuencia del Génesis que estamos siguiendo y os pongo en contexto para comprender las lecturas. Los hermanos de José, por celos hacia él ya que era favorito de Jacob, lo vendieron a unos comerciantes camino a Egipto. Allí, José pasó de ser esclavo y prisionero, a convertirse, gracias a su habilidad para interpretar los sueños del Faraón, en una figura muy importante de la corte, desempeñando el papel de administrador y primer ministro del reino.
La lectura de hoy enlaza con esta historia. La inteligencia y previsión de José lo convierten en una figura clave durante una grave sequía que afecta a Egipto y a las regiones vecinas. Esto lleva a sus hermanos a buscar alimentos en Egipto para sus familias. José, sin decir quién es, pone a prueba a sus hermanos al exigir que traigan a Benjamín, el menor, por quien siente especial cariño debido a su vínculo materno, ya que ambos son hijos de Raquel.
Recordemos la ironía de la situación: años atrás, sus hermanos lo despreciaron, en parte, porque había compartido un sueño en el que los veía inclinándose ante él. Ahora, en un giro inesperado, se encuentran justamente postrados ante él, como hombre poderoso de la corte, aunque todavía no saben quién es. ¿Qué hizo José? ¿Se vengó de ellos? Lo veremos más adelante.
El Evangelio nos muestra la elección de los doce. Algunos lo traicionarán más adelante. ¿Qué hizo el Señor? ¿Se vengó de ellos?
“La venganza es un plato que se toma frío”, dicen algunos. ¿Merece la pena servirlo? ¿Produce una satisfacción profunda y duradera vengarse? No te dejes arrastrar por la venganza. Como reza una de las estrofas del salmo 32 que hoy recitamos en la liturgia: “Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia”
Dejemos que el Espíritu Santo actúe en nosotros, permitiéndonos ver no solo con los ojos físicos, sino también con los ojos del corazón, abiertos a la belleza y la verdad de la creación divina, donde la venganza, tan presente en nuestro mundo, no tiene lugar.
Vuestro hermano en la fe.
Juan Lozano, cmf.