Comentario al Evangelio del 4-11-2025
Hace ya unos cuantos años, estuve en Brasil y, como es natural, tuve que aprender un poco de portugués. Hubo una palabra que me encantó porque expresaba de forma sintética lo que en español necesitamos varias palabras. Era la palabra “interesseiro”. Se aplica a la persona que se comporta siempre de acuerdo con sus intereses, con lo que a él le viene bien. Su objetivo es atender a lo suyo.
Algunos de los personajes de la parábola que nos trae hoy el texto evangélico son realmente “interessieros”. Les han invitado a una fiesta. El que les invita es su amigo. Pero ellos tienen sus propios intereses que, por supuesto, están por encima de atender a la llamada del amigo. Podemos pensar que son unos intereses poco importantes. Está el que ha comprado un campo y quiere verlo, el que ha comprado unos bueyes y quiere probar su fuerza. Hasta el que se acaba de casar y claro no puede ir a la fiesta. Todos miran más a sí mismos que al otro que les invita. Todos están centraditos en sí mismos. Cada uno de ellos piensa que es el centro del universo y que lo más importante es lo suyo: sus intereses.
Jesús plantea el reino de otra manera. Lo más importante no es lo mío, mis intereses. El centro, el acento, se coloca en la fraternidad, expresada en esa mesa común, en el banquete en que todos participan y comparten. Porque ya sabemos que en un banquete lo más importante no es lo que se come sino la convivencia, el encuentro, compartir la vida, hacer nuestros los intereses, alegrías, preocupaciones de los demás. En un banquete compartimos desde la escucha atenta al otro. Dejamos lo mío a un lado y entramos en esa órbita de lo nuestro. Por eso el banquete es quizá la mejor forma de expresar la realidad del reino de que tanto habla Jesús. Por eso, la eucaristía es el centro de la vida cristiana.
Es un banquete que se abre a todos: a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos. Los que se quedan fuera es sencillamente porque tan preocupados por lo suyo, tan “interesseiros”, no han querido participar.
Fernando Torres, cmf