Comentario al Evangelio del 18-11-2025

Fecha

18 Nov 2025

La verdadera grandeza

Zaqueo podía parecer grande, porque era jefe y rico, aunque esa grandeza era pura apariencia: no daba la talla para lo verdaderamente importante, para ver lo esencial, lo que de verdad salva al ser humano. Por eso no podía ver a Jesús. Pero, en medio de su pequeñez, fue capaz de tener un rasgo de humildad: reconocer su pequeña estatura (signo de su estatura moral) y buscar un remedio: subirse a una higuera (que es, a su vez, signo del pueblo elegido). Así se hizo encontradizo con Jesús, que se invitó a su casa, de modo que la salvación entró en ella. Fue la humildad de Zaqueo la que lo engrandeció, la que ensanchó su corazón para reconocer su pecado y empezar a actuar con justicia y generosidad. Así se hizo grande ante Dios, y pudo alcanzar su verdadera identidad. Zaqueo significa “puro”, y al entrar Jesús en su casa abandonó su vida de impureza para llegar a ser sí mismo.

La grandeza de una vida digna está al alcance de todos, pues depende de nuestra voluntad, y no de nuestra fortuna o de nuestra posición social. Pero es verdad que, en ocasiones, como en el caso de Eleazar, requiere superar terribles dificultades y tentaciones. La coherencia no es cosa fácil, y algunas veces exige el heroísmo. Tal vez sintamos que no estamos hechos de esa madera, que ante ciertas dificultades, somos pequeños como Zaqueo. Pero la gracia de Dios nos acompaña en la dificultad. La higuera que remedia nuestra pequeñez y debilidad es la Iglesia, el nuevo pueblo de Dios, que nos alimenta con la Palabra, que es Cristo, con su cuerpo y su sangre, con su perdón. También a nuestra casa se ha invitado Jesús, llevando a ella la salvación, que ensancha nuestro corazón para vivir con generosidad en las situaciones cotidianas de nuestra vida, y en la que nos entrenamos para, si se presenta la ocasión, podamos dar el supremo testimonio del martirio.

Fraternalmente,

José M.ª Vegas cmf

http://josemvegas.wordpress.com/

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