Tu vida fue una locura, una versión inacabada pero auténtica del evangelio o, si me permites, una llamada personalísima de Dios.

Tu vida fue una locura, una versión inacabada pero auténtica del evangelio o, si me permites, una llamada personalísima de Dios.
Tu vida fue una locura, una versión inacabada pero auténtica del evangelio o, si me permites, una llamada personalísima de Dios.