Curiosamente, el momento sublime en la vida de Pablo VI, cuando grita a María “Madre de la Iglesia”, acaba en oración. Y en esa oración hace un quiebro que nos sabe muy bien a toda la familia cordimariana.

Curiosamente, el momento sublime en la vida de Pablo VI, cuando grita a María “Madre de la Iglesia”, acaba en oración. Y en esa oración hace un quiebro que nos sabe muy bien a toda la familia cordimariana.
Si la vocación es confianza y disponibilidad, el Corazón de María es el modelo perfecto de una entrega que es fruto de su fe obediente, de su fiarse totalmente de Dios. Ella perseveró hasta la cruz, con un corazón audaz.
Curiosamente, el momento sublime en la vida de Pablo VI, cuando grita a María “Madre de la Iglesia”, acaba en oración. Y en esa oración hace un quiebro que nos sabe muy bien a toda la familia cordimariana.
Si la vocación es confianza y disponibilidad, el Corazón de María es el modelo perfecto de una entrega que es fruto de su fe obediente, de su fiarse totalmente de Dios. Ella perseveró hasta la cruz, con un corazón audaz.