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Retiro, Semana Santa
Si estás leyendo esto, casi con toda seguridad quieres seguir a Cristo. O al menos lo buscas, te lo planteas, sientes inquietud por este seguimiento.
Si estás leyendo esto, casi con toda seguridad quieres seguir a Cristo. O al menos lo buscas, te lo planteas, sientes inquietud por este seguimiento.
De estar ante la Palabra del Señor podemos pasar a estar ante el Señor de la Palabra. Observar lo que el evangelio nos dice de él puede ayudarnos. Y mucho. Pero también le podemos interpelar directamente. El es la Luz que viene a vencer todo tipo de t
La Resurrección no inaugura un vacío cristológico. Jesús sigue presente. Pero de otra manera. La fe pascual es iniciación a esa nueva presencia. El relato sobre los discípulos en el camino de Emaús (Lc 24,13-35) es una catequesis pascual.
El Resucitado no es hombre de largos discursos. Cuando se vuelve a encontrar con los suyos, sus palabras y sus gestos se sitúan a un nivel diferente del que era habitual.
Todas las apariciones de Jesús resucitado tienen básicamente la estructura de un encuentro. También la que aconteció a orillas del lago de Tiberíades (Jn 21,1-14). Un encuentro que es, en realidad, reencuentro en lo cotidiano. La intuición del amor se mue
Los cristianos de todos los tiempos se han servido del lenguaje simbólico para expresar su fe. Mariano Sedano nos acerca en este artículo a las imágenes y metáforas que los cristianos dé los primeros siglos utilizaron para expresar plásticamente su fe en la resurrección.
María, cómo agradezco la intuición de leer las Escrituras teniéndote presente y leerlas contigo. Es verdad que todos los textos deben interpretarse desde Cristo, y creo que tú fuiste la primera en comprender la Biblia tomando como clave el acontecimiento de la Encarnación.
Al hacer la exégesis de los textos, es mejor interpretarlos en el contexto del mismo libro. Sin embargo, al leer los relatos de la resurrección de Jesús en los distintos evangelios, descubrimos una perspectiva más amplia y una objetivación mayor de la noticia esencial del cristianismo, pues se funda en la persona de Jesucristo, muerto y resucitado, verdadero hombre y verdadero Dios.
Si hemos contemplado las preguntas del Resucitado a sus discípulos, y las pocas que ellos hicieron a su Maestro, un tanto atónitos ante lo inesperado de ver y de sentir la presencia viva del Señor, hoy contemplamos las palabras que Cristo dirige a los suyo.
Si tenemos en cuenta las preguntas que Jesús resucitado hace a los discípulos, sorprende que ellos apenas le hagan ninguna. Lo interpreto como una prueba de la evidencia con la que se mostró el Señor a los suyos, o también como señal de que se quedaron un poco atónitos, sin palabras.
La pregunta siempre un género literario abierto, posibilita la libertad de responder de manera personal, sincera. La pregunta es difícil de evadir. A veces se responde con otra pregunta, como evasión, pero se queda dentro la resonancia de la cuestión recibida.
La resurrección de Cristo no depende de que la comprendamos, ni siquiera de que creamos en ella. CRISTO HA RESUCITADO, por el amor de su Padre. “Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies” (Sal 109).
En un primer momento, la interpretación del significado de este don puede alimentar reacciones religiosas naturales de miedo ante Aquel que puede castigar, porque es Todopoderoso.
Por el don de piedad nos hacemos conscientes de nuestra identidad de hijos adoptivos de Dios y de la fraternidad humana. Hijos en el Hijo, creados a imagen del Primogénito por el Hálito divino.
Si por el don de Sabiduría llegamos al conocimiento de los misterios divinos, del Amor creador, por el don de Ciencia se nos concede valorar rectamente las realidades temporales, la creación.
El don de Consejo es necesario para saber elegir en el día a día lo que Dios quiere, no sólo lo que es lícito, sino lo que es mejor; es tener el discernimiento interior para optar por “lo bueno, por lo que le agrada a Dios, por lo perfecto”
El Don del Entendimiento fortalece el don de la fe, le presta la fuerza del testigo. No se arredra, ni se acompleja, porque comprende la verdad que encierran las palabras humanas con las que se explica el misterio divino.
“Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días».” (Act 1, 4-5)
Para los cristianos, a los cincuenta días de Pascua es la fiesta de Pentecostés, fiesta que celebra la venida del Espíritu Santo. El día siguiente al séptimo sábado después de la Resurrección de Cristo
La cuarentena pascual ha llegado a su cumbre. Jesús, desde lo alto del Monte de los Olivos, asciende a los cielos y los discípulos quedan en aparente soledad, pues, después de los cuarenta días, dejó de aparecerse a los suyos.