Liturgia Viva del Sábado de la 22ª semana del Tiempo Ordinario

LA LEY TIENE QUE SERVIR AL PUEBLO

Introducción

Evangelio. Un signo frecuente de inseguridad que observamos en la gente es que busca seguridad interior precisamente en las leyes y tradiciones. Cuanto más insisten en las leyes e intentan doblegar al pueblo a las mismas leyes, mayor es su inseguridad. Se supone que las leyes son para el servicio de la comunidad, no al revés. Las leyes nunca tienen que convertirse en una obstrucción o una cortina entre Dios y el pueblo. No son algo absoluto en sí mismas, sino servidoras de la gente.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Jesús, tu Hijo, vino no para abolir la ley
sino para cumplirla con las dimensiones del amor.
No permitas que los mandamientos y las reglas de conducta
se interpongan entre ti y nosotros, tu pueblo,
sino que nos dirijan suavemente,
como buenas educadoras,
hacia ti y hacia nuestro prójimo;
y enséñanos a ir más allá de la ley
con generosidad y amor servicial.
Haznos libres con la libertad que nos trajo
tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.

Intenciones
  • Para que los cristianos perciban los mandamientos como puertas hacia la libertad contra el pecado y contra el mal, y como medios para servir a Dios y a los hermanos, roguemos al Señor.
  • Para que los legisladores en todo el mundo elaboren leyes  que sean humanas y que sirvan al bien de todos en la comunidad, roguemos al Señor.
  • Para que todos nosotros busquemos seguridad interior en el amor a Dios y en el servicio a los hermanos, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Por medio de estos signos de pan y vino,
que son dones tuyos para nosotros y fruto de nuestro trabajo,
nos ponemos totalmente a tu disposición.
No permitas que busquemos falsa seguridad interior
solo observando la letra de la ley,
sino ayúdanos a buscar la inseguridad y el riesgo
de entregarnos a ti y a tu pueblo,
como hizo Jesús, tu Hijo,
que contigo y con nosotros vive ahora
y esperamos que viva siempre,
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
En esta eucaristía hemos celebrado
el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo.
Él siguió la ley del corazón
e hizo del amor el corazón de todas las leyes.
Que el pan de vida de tu Hijo,
que acabamos de recibir en comunión,
haga nuestro amor inventivo y creador
para el servicio de los hermanos.
Ayúdanos a seguir las directivas
de nuestra conciencia y de nuestro corazón
en el Espíritu de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Cristo nos ha liberado; por él somos libres. No renunciemos a esta libertad adhiriéndonos servilmente a prácticas externas y a tradiciones que no reflejan el evangelio.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.