Liturgia Viva del Martes de la 15ª semana del Tiempo Ordinario

VIENDO SIGNOS. CONVERSIÓN
(Año I. Ex 2:1-15ª; Mt 11:20-24)

Introducción

Año I. Moisés, de niño recién nacido,  tuvo que ser salvado de las aguas para que pudiera compartir la misma experiencia que su pueblo, cuando más tarde habría de ser salvado y liberado precisamente pasando a  través de las aguas en el mar Rojo.

Evangelio. Los pobres y los oprimidos están con frecuencia más abiertos a la salvación que muchos auto-satisfechos y sofisticados habitantes de la ciudad; éstos últimos son frecuentemente en la Biblia la imagen de la gente racionalista y corrompida, también entre los judíos. Ya que son más individualistas, no logran formar fácilmente una comunidad de salvación. En el barullo y bullicio de una vida demasiado ajetreada, no pueden percibir los signos de la presencia de Dios.

Colecta
Señor Dios nuestro: Con mucha frecuencia somos ciegos e insensibles a las maravillas que tú haces entre nosotros y al amor que nuestros hermanos nos muestran. Abre nuestras mentes y corazones para poder percibir los signos de tu presencia en el bien que tantos hermanos nos hacen a nosotros mismos y a los demás. Danos la gracia de poder percibir también la presencia de nuestro Señor crucificado en los afligidos y en los que sufren. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Intenciones
  • Por los hombres y mujeres que tienen empleos bajos, denigrantes y deprimentes, para que sepamos respetarlos y apreciarlos.
    Roguemos al Señor.
  • Por todos los bautizados en las salvadoras aguas del bautismo, para que permanezcamos fieles a nuestras promesas y compromisos bautismales.
    Roguemos al Señor.
  • Por todos los que ven las obras buenas realizadas por creyentes cristianos, para que puedan descubrir a través de ellas a Jesús, el Señor, y acogerle en su corazón.
    Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro: Que ese pan y vino que ahora te presentamos sean para nosotros claros signos de cómo tú te haces cercano a nosotros en Jesucristo, tu Hijo. Danos una fe bien aguda para descubrir el amor que constantemente nos muestras en él y para responderle a él con ilusión, con acciones de compasión y servicio en favor de los que tienen necesidad de nosotros. Concédenoslo por Cristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro: Nosotros merecemos ciertamente las duras palabras que Jesús nos dirigió hoy para impulsarnos en el camino de conversión. Danos la gracia de aceptar esas palabras, motivadas sin duda por su profunda preocupación por aquellos que él ama. Concédenos una actitud abierta que nos permita percatarnos de cómo tú cuidas de nosotros y cómo estás cerca de nosotros en la vida de cada día. Ayúdanos a responder propiamente a tu cuidado cariñoso, por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Arrepintámonos. Quizás pensemos que esas duras palabras del Señor no van con nosotros. Si somos de mente abierta, seguramente notaremos que hay muchas cosas en nosotros que no nos gustan y que desearíamos cambiar. La suma perfección no es característica de este nuestro mundo. Que Dios todopoderoso nos bendiga, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.