Liturgia Viva del Miércoles de la 1ª semana del Tiempo Ordinario

UN HERMANO COMPASIVO
(Heb 2,14-18; Mc 1,29,39)
   
Introducción
    Uno no puede realmente entender los sufrimientos de los otros sin haber experimentado él mismo el sufrimiento. Intenta decirle a un esposo que ha perdido a su esposa, o a alguien que ha sufrido un accidente: “Yo sé lo que estás sufriendo”, o “No está tan mal”, y él responderá, o al menos pensará:  “¿Tú qué sabes? Que no eres tú quien sufre”. ---  Jesús, dice el autor de la Carta a los Hebreos, pudo ser compasivo y comprendernos profundamente porque sufrió por nosotros y se hizo uno de nosotros.
    Evangelio. El evangelio de hoy muestra la compasión de Jesús para con los afligidos con toda clase de desgracias, para con los desalentados y desolados. Jesús se compromete contra la muerte y la miseria. ¿No es acaso ésa la misión que Jesús nos confía también a nosotros hoy?

Oración Colecta
Señor Dios nuestro, Padre compasivo:
Cada día nos encontramos con hermanos que sufren,
que han sido probados duramente en la vida,
que han  tenido que enfrentarse al mal y al sufrimiento.
¿Qué les diremos? ---
Señor, que como Jesús, intentemos comprender
el dolor de nuestros prójimos necesitados,
sentir con ellos, y ser amigos dignos de confianza, quizás estando junto a ellos en respetuoso silencio,
motivados siempre por quien sufrió nuestros dolores
y tomó parte en nuestras desgracias,
Jesucristo, nuestro Señor.

Intenciones
  • Por todos los que predican el evangelio, para que proclamen bien alto la Buena Noticia de Cristo a la luz de  la vida de cada día y de las necesidades de los hermanos, roguemos al Señor.
  • Por todos los que cuidan a los enfermos, para que no se cansen nunca de tratarlos con atención personal e infinito respeto, como lo harían con el Señor mismo, roguemos al Señor.
  • Por nuestras comunidades cristianas, para que seamos un solo corazón y una sola alma y no permitamos que nadie entre nosotros viva en necesidad, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Por medio de estos signos de pan y vino
tú te complaces en que venga de nuevo
y se haga presente entre nosotros
tu Hijo Jesucristo,
siempre compasivo y digno de confianza,
pues compartió nuestro sufrimiento y nuestra muerte.
Que cada pequeña porción de angustia y dolor
nos lleve a una más profunda comprensión
de nosotros mismos, de la vida y de nuestro prójimo,
y nos ayude a estar más cerca
de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor,
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tenemos un amigo y hermano
de calidad reconocida,
Jesucristo, bien probado,
como nosotros lo somos a veces en la vida.
Él ha estado aquí con nosotros en esta eucaristía;
hemos participado en su sacrificio.
Danos ahora el espíritu de fortaleza
para mantenernos firmes en nuestras pruebas,
para crecer a través de ellas
como humanos y como cristianos,
y para mantenernos al lado
de los que viven sumergidos en sufrimiento.
Que éste sea nuestro modo de compartir
en la vida de cada día
el sacrificio de tu Hijo
Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: ¿Quién puede entender mejor nuestro dolor y sufrimiento que el Hijo de Dios, Jesucristo, que experimentó nuestras tentaciones, nuestros sufrimientos y hasta nuestra muerte, por nuestro bien?   Él sabe cómo es nuestra vida  y permanece a nuestro lado en momentos difíciles.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.