Liturgia Viva del Miércoles de la 27ª semana del Tiempo Ordinario

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR
(Año II.
Gal 2,1-2.7-14; Lc 11,1-4)

Introducción al la Primera Lectura: Aunque Pablo había recibido su misión directamente de Cristo y trabajó principalmente entre paganos, él estaba en unión con los que trabajaban apostólicamente entre judíos; éstos aprobaron su trabajo apotólico, pero le pidieron que ayudara a los pobres de origen judío. Pablo les cuenta también a los gálatas cómo se enfrentó con Pedro en el tiempo en que éste no comía de la mesa de los cristianos de origen pagano presionado por cristianos de origen judío. Eso es hipocresía, le dijo Pablo.
Introducción al Evangelio. Los discípulos debieron admirar a Jesús cuando  oraba, porque, cuando acabó, le pidieron que les enseñara a orar. Esto es, en verdad, lo que nosotros también deberíamos pedirle en esta eucaristía: que nuestra oración sea amplia y profunda como la suya, dando honor y gloria al Padre y llevándole el torrente de las necesidades y de los afanes de todos. Y como Jesús también, en nuestras oraciones no intentamos doblegar la voluntad de Dios a la nuestra, sino más bien lo contrario: doblegamos la nuestra a la voluntad y al designio de Dios sobre nosotros.

Oración Colecta
Oh Dios Padre nuestro:
Tú nos describes hoy cómo oraba Jesús
y cómo enseñó a sus discípulos a orar:
ante todo por la gloria de tu nombre,
por la venida y crecimiento de tu reino
y para que en cielo y tierra se cumpla tu voluntad.
Nosotros sabemos que esta voluntad es la del Padre
y por eso te pedimos con fe y confianza:
Que tu voluntad sea nuestra voluntad,
que tu gloria sea nuestra gloria,
que tu reino de paz y justicia
de amor y perdón  sea nuestro reino,
y que constantemente crezca entre nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.

Intenciones
  1. Para que seamos hombres y mujeres de oración, de tal forma que la fuente de nuestra fuerza no se seque nunca, y que vivamos y trabajemos siempre en la presencia de Dios, roguemos al Señor.
  2. Para que para los cristianos y para todos la oración no se convierta en una alienación y huída de la vida real o de  la participación activa en favor de la gente necesitada, roguemos al Señor.
  3. Para que aprendamos de Cristo, cuando oramos, a poner las cosas importantes primero, a dar prioridad a cosas que realmente importan: como la venida del reino  de Dios  y el bien del Pueblo de Dios, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios Padre nuestro:
Los dones que ahora portamos en nuestras manos
expresan las oraciones de todos los presentes
y también las de todos los que no están aquí con nosotros.
Ayúdanos a crecer en profundidad y en anchura
en una vida de fe y oración.
Enséñanos a orar como tu Hijo,
para que nos acojas como hijos,
juntamente con él,
que es nuestro Dios y Señor
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Queremos seguir escuchando tu palabra,
como hemos hecho aquí en la presencia de tu Hijo.
Mantennos en constante diálogo contigo,
para que nosotros, a nuestra vez,
seamos también capaces de diálogo
con el mundo y con nuestros hermanos.
Que la oración sea para nosotros
una fuente de compromiso
que nunca se seque.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Es bueno recordar que como cristianos tenemos la tarea de rogar por todos. Nuestro papel es ser mediadores, así como somos mediadores de paz y de reconciliación.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.