Liturgia Viva del Viernes de la 26ª semana del Tiempo Ordinario

EL PECADO EN NOSOTROS (Año I. 1,15-22;  Año II. Job 38,1-3. 12-21; 40,3-5; Lc 10,13-16)

Introducción
            Año I. La lectura de Baruc no procede de la mano del Baruc que era el secretario de Jeremías. Data de mucho más tarde, en el tiempo de los Macabeos,  y es como una celebración penitencial deplorando los pecados del pueblo, que habían llevado a las calamidades presentes y a la opresión.
            Año II. Ahora que ha oído a Dios explicarle que su rectitud no le da  derecho a un tratamiento especial, Job humildemente dice que se encomienda confiadamente a Dios.
            Evangelio.  Los medios modernos de comunicación han hecho al mundo más estrechamente unido o globalizado, pero también nos han mostrado más claramente la presencia del pecado y del mal en el mundo;  más  de  la  mitad  de  la  población  mundial pasa hambre y está explotada; el mundo de la economía se ha ido fuera de control a pesar de las donaciones para la ayuda al desarrollo, y naciones enteras no son libres por causas y situaciones interiores o exteriores.. --- Y en nuestros propios pequeños mundos personales hay pertinaz  egoísmo, soberbia  a costa de los otros, sospecha... Mientras condenamos los pecados de la sociedad, no perdamos en el proceso nuestro sentido personal del pecado; no olvidemos nuestra solidaridad en el pecado, pero al mismo tiempo vivamos mejor nuestra solidaridad de amor y vida motivadas por Jesús. El pecado es un rechazo de Cristo y su mensaje.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Nos resulta fácil condenar guerras, conflictos civiles,
corrupción, explotación, esclavitud de cualquier tipo.
Pero te pedimos, Señor Dios, aunque con mucha timidez,
que abras nuestros ojos al mal que anida en nosotros mismos.
Ayúdanos a ver que nosotros hacemos,
a menor escala, en nuestros pequeños mundos
el mal  que recriminamos al gran mundo.
Haznos ver que nosotros también somos pecadores,
necesitados del  gran perdón que benévolamente nos ofrece
Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Intenciones
  1. Para que el mundo de hoy no pierda el sentido del pecado y no “legalice” cosas y situaciones que moralmente son disparatadas y contrarias a tu voluntad, roguemos al Señor.
  2. Para que a todos los endurecidos en el pecado el Espíritu del Señor les toque el corazón para que puedan arrepentirse y cambiar sus vidas, roguemos al Señor.
  3. Para que los muchos que llevan en su conciencia una pesada carga de pecado y de remordimiento, y todos los que sufren por los pecados de otros,  sigan confiando en la bondad liberadora y reconciliadora de Dios, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro, padre misericordioso:
En estos signos de pan y vino
tu Hijo viene a nosotros con su cruz
para acabar con toda  soberbia de pecado
y para ser el principio de nuestra nueva existencia.
En él nos muestras el modelo de la nueva persona.
Danos su fuerza para arrepentirnos sinceramente, 
para convertirnos,
para alzarnos por encima de nuestros mezquinos egoísmos
y, como Jesús, para amar y servir sin contar el precio.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro, Padre misericordioso:
Tú respetas y educas nuestra libertad.
No nos das garantías contra el fracaso,
pero nos llamas para elegir y decidir por nuestra cuenta.
Oh Dios, perdónanos y ayúdanos
cuando, en  nuestros torpes y difíciles esfuerzos
por ver cómo la libertad de tu Hijo
se convierte en viva y real,
nos arriesgamos y cometemos disparates.
Queremos permanecer fieles a ti
por medio y a ejemplo de Jesucristo nuestro Señor.
 
Bendición
Hermanos: Lo lamentamos, y en nuestros mejores momentos realmente no lo queremos, pero el pecado siempre vuelve.  Que Dios tenga misericordia de nosotros y nos otorgue su eficaz ayuda.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca siempre.


El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.
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