Liturgia Viva del Lunes de la 14ª semana del Tiempo Ordinario

NUESTRO DIOS ES DIOS DE VIVOS Introducción: Primera Lectura. El profeta Oseas es el profeta del amor tierno y gratuito de Dios, que sigue amando a su pueblo aun cuando éste no sea fiel, porque él es Dios y no es como los hombres (Os 11,9). Oseas está capacitado para describir bien este amor, porque lo ha experimentado en su propia vida, cuando su mujer le dejó. Él fue a recuperarla y recogerla, y entonces experimentó con ella una segunda luna de miel. Ésta es la clase de amor que Dios siente por nosotros. Evangelio. Dios nos ha hecho para vivir. En Jesús nos muestra que quiere curarnos; que nos quiere totalmente vivos y resucitados de entre los muertos, porque por su resurrección Jesús derrotó a la muerte en su raíz. En esta eucaristía pedimos a Jesús que nos resucite de la muerte del pecado y también de la muerte física. Colecta Oh Dios, creador de todo lo que respira y vive: Tu Hijo Jesucristo tocaba a los enfermos, los curaba y les daba vida. Que él nos tome a nosotros de la mano y nos alce del desaliento y del pecado. Que en esta eucaristía Jesús nos toque con su cuerpo y con su sangre, nos regenere y nos renueve otra vez para que vivamos su vida y marchemos por su camino hacia ti. Que nos toque con el calor de su amor para que nuestro amor haga revivir a otros, especialmente a los pobres y a los que sufren. Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor. IntencionesPara que la Iglesia continúe con compasión el ministerio sanador de Jesús: que los enfermos se sientan confortados, los oprimidos se sientan libres, y los pobres y débiles protegidos. Roguemos al Señor. Para que los doctores y enfermeros y todos los que cuidan de los enfermos, discapacitados y minusválidos tengan un gran respeto por la vida y, en sus tareas, se sientan inspirados por el amor de Cristo. Roguemos al Señor. Para que la fe y la esperanza de los enfermos y moribundos esté firmemente anclada en nuestro Señor Jesucristo, que es la resurrección y la vida; que con él sepan aceptar con paciencia sus sufrimientos y, cuando llegue el momento, aceptar también la muerte como la puerta hacia una vida plena. Roguemos al Señor. Oración sobre las Ofrendas Oh Dios y Padre nuestro: Éste es el lugar santo donde habitas y a donde nos has invitado. Con el pan y con el vino te ofrecemos todo nuestro amor y confianza, por medio de Aquél que se puso a sí mismo en tus manos cuando colgaba de la cruz y siguió confiando en ti aun en el momento angustioso de su muerte, Jesucristo nuestro Señor. Oración después de la Comunión Oh Dios, Padre nuestro: Nuestra vida y nuestra muerte están en tus manos. Estamos seguros de ti, porque sabemos que tu amor es irrevocable y nos has dado una vez más a tu Hijo en esta eucaristía. Te pedimos la gracia de aprender de ti y de tu mismo Hijo Jesús a hacernos presentes los unos a los otros, y a ser mensajeros creíbles de tu cuidado paternal y de tu gratuito amor. Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor. BendiciónHermanos: Dios quiere que vivamos a tope, con plenitud. Por eso envió a su Hijo Jesús a curarnos espiritualmente y a fortalecernos con la comida y la bebida de vida eterna, la eucaristía. Que Dios todopoderoso les bendiga y les guarde: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
El material que aquí te ofrecemos está tomado de la obra del P. Camilo Marivoet, cicm y publicada en Filipinas por Claretian Publications (en inglés) con el título de LITURGY ALIVE. La traducción y adaptación es del P. Carmelo Astiz, misionero claretiano.
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