Liturgia Viva del Martes de la 33ª semana del Tiempo Ordinario

TENGO QUE ALOJARME EN TU CASA

Introducción
El primer libro de los Macabeos es histórico,  y nos narra la historia de la lucha de los judíos fieles, para preservar su cultura y su religión. El segundo libro de los Macabeos es un libro más de estilo edificante, que nos da ejemplos inspiradores de la lucha y fidelidad del pueblo, como el martirio del anciano Eleazar por observar fielmente la ley.
  
Evangelio. Hoy encontramos a Zaqueo, el típico pecador rico como colector de impuestos, que como persona es pequeño y pobre. Corre  a encontrar a Jesús y se convierte a través de este encuentro, pero es realmente Jesús quien toma la iniciativa al llamar a Zaqueo, encaramado en el árbol, y pedirle si puede alojarse en su casa. Ésta es la solución para el pecador tibio o frío: aceptar encontrarse de nuevo con el Señor. Este mensaje va para nosotros también. Si realmente encontramos a Jesús, nosotros también vamos a cambiar. 

Oración Colecta
Oh Dios misericordioso y compasivo:
Tú sabes con qué frecuencia nuestro fervor se enfría,
y qué pobres de corazón somos a veces
cuando pensamos que somos ricos
y que estamos seguros por pertenecer a ti.
Te pedimos, Padre, que sepamos encontrar de nuevo a tu Hijo
en lo más profundo de nuestros corazones;
ayúdanos a buscarle sinceramente
para que su presencia nos cambie
y para que él viva realmente en medio de nosotros.
Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.

Intenciones
  • Para que hagamos todo lo que podamos para ver y encontrar al Señor, y experimentar profundamente su cercanía e intimidad, roguemos al Señor.
  • Para que nuestro encuentro con el Señor en oración, en la gente de bien y en los pobres y marginados nos transforme interiormente, roguemos al Señor.
  • Para que el participar en el banquete del Señor en la eucaristía haga más profundo nuestro amor a Cristo y a los hermanos, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre nuestro:
Tu Hijo está a la puerta y llama
para compartir con nosotros su pan de pobreza.
Que sepamos abrirle las puertas de nuestros corazones
y acogerle con entusiasmo.
Que sean su pan y sus actitudes
los que nos nutran, para que podamos vencer todo mal
por medio de él, que es nuestro Señor y Salvador
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú nos has dado a Jesús como nuestro huésped
y al mismo tiempo como nuestro anfitrión
que se nos ha  dado a sí mismo como alimento.
Él nos ha encontrado como al Zaqueo del evangelio.
Que él nos colme hasta rebosar
con su vida y con su amor,
para que él comience de nuevo su obra con nosotros.
Ayúdanos a ser, los unos con los otros,
tan acogedores como él ha sido con nosotros
y que él permanezca siempre a nuestro lado.
Te lo pedimos en el nombre del mismo Jesús, el Señor.

Bendición
Hermanos: Que ojalá también nosotros oigamos del Señor aquellas palabras .”La salvación ha llegado hoy a esta casa, a estas personas, a esta comunidad.”
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.