Liturgia Viva del Martes de la 18ª semana del Tiempo Ordinario

CAMINANDO SOBRE LAS AGUAS 
(Año I. Num 12:1-13; Mt 14:22-36)

Introducción
El profeta Jeremías  primeramente recuerda al pueblo sobre el castigo por su infidelidad, pero después abre las perspectivas para una bella restauración, cuando Israel sea de nuevo pueblo de Dios y Dios sea su Dios.

Evangelio. El simbolismo de la narrativa del evangelio es muy fuerte. El agua embravecida del mar representa al mal, que traga a la gente. Jesús, el Señor, es más fuerte. Él invita  a los discípulos y a la Iglesia entera a arriesgarse, desde la fe, a seguirle. La fe es insegura por sí misma; tenemos que pasar a través de las tormentas de la vida entre la fe y el temor. Pero el Señor está ahí, invisible, asegurándonos: ”Soy yo; Yo estoy con ustedes. No teman.”

Colecta
Señor Dios nuestro:
Estamos constantemente tensos
entre el miedo y la fe
mientras peleamos con el viento y con las olas
que amenazan nuestra fidelidad al evangelio.
Señor, danos la gracia de saber aceptar
que la fe nunca es humanamente segura
ni adquirida de una vez para siempre.
Hazla crecer en nosotros día a día,
para que no seamos pusilánimes y timoratos
sino que sigamos resuelta y coherentemente a tu Hijo,
Jesucristo, nuestro Señor.

Intenciones
  • Por la Iglesia, cuando tiene que pasar por momentos difíciles de persecución, de ridículo  o  conflicto interno, para que, a pesar de todo, siga confiando en el Señor, roguemos al Señor.
  • Por los cristianos acosados por dudas interiores o que tienen que afrontar difíciles decisiones de conciencia, para que vean la mano salvadora que Jesús bondadosamente les tiende, roguemos al Señor.
  • Por la gente que tiene que hacer trabajos peligrosos, para que el Señor los proteja siempre, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Tú quieres cerciorarnos
de que estás tan cercano a nosotros
por medio de Aquél que es nuestro alimento y bebida,
tu Hijo Jesucristo.
Por él danos poder
para caminar por el tormentoso camino de la fe
y asumir los riesgos del amor,
para que sepamos superar nuestros miedos
y hacer de su palabra consoladora
el fundamento de nuestra vida y de nuestro trabajo,
ahora y hasta el fin de los tiempos.

Oración después de la Comunión
Dios todopoderoso:
Tú nos invitas por medio de Jesús, tu Hijo,
a abandonar nuestra tímida seguridad
y a caminar con él a través de las aguas
en entrega generosa a ti y a nuestro prójimo.
Aun cuando no veamos su mano
tendida hacia nosotros y agarrando la nuestra,
danos la suficiente fe para estar seguros
de que con él venceremos
y construiremos tu futuro en nuestro mundo tan humano,
hasta que nos lleve, a través de las dificultades, hacia ti,
Dios nuestro por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: El Señor nos ha dicho: “¡Ánimo, soy yo! No tengan miedo”. Él está con nosotros en nuestras luchas; nunca nos va a abandonar.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.