Liturgia Viva del Sábado de la 11ª semana del Tiempo Ordinario

MIREN A LOS PÁJAROS DEL CIELO
(Año I.  2 Cor 12:1-10; Mt 6:24-34)

Introducción
Año I: San Pablo habla de las gracias y experiencias extraordinarias que recibió de Dios.
Evangelio: Con demasiada frecuencia nos inquietamos y preocupamos, mucho más de lo que debiéramos; y por cosas que, después de todo, no tienen mucha importancia. ¿Acaso nuestros miedos e inquietudes no proceden, la mayoría de las veces, de atormentarnos con cosas y acontecimientos del futuro, que normalmente resultan no tener fundamento? Estamos confiadamente en las manos de Dios. Él, que cuida de los pájaros del cielo, nos cuida también a nosotros y conoce lo que necesitamos. Preocupémonos, pues, por hacer de su Reino una realidad entre nosotros. Esto es lo realmente importante.

Colecta
Señor Dios, Padre nuestro,
Te preocupas de los pájaros del cielo
y les dejas encontrar alimento en el tiempo oportuno.
Tú vistes a las flores en el campo
con lindos colores y suave fragancia.
Entonces, ¿por qué inquietarnos?
Te damos gracias por el don de la vida,
por amarnos y preocuparte de nosotros
gratuita y generosamente.
Guárdanos firmemente en tu mano
a causa de tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Intenciones
  • Por los periodistas y los que trabajan en medios de comunicación, que tantas veces tienen que denunciar injusticias y corrupción en nuestro mundo, para que el Señor les proteja y les dé fortalezca, y que nosotros y todo el mundo les escuche y apoye, roguemos.
  • Por los pobres y necesitados, para que puedan experimentar visiblemente en sus vidas algo de la preocupación de Dios por ellos, a través de la generosa solidaridad de nuestros corazones, oremos.
  • Por todos nosotros, para que no nos carguemos con innecesarias preocupaciones y por necesidades superfluas, sino que aprendamos a confiarnos en las manos de nuestro Dios, que nos ama, oremos.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú has preparado para nosotros, tus hijos,
la eucaristía,
banquete festivo de Jesús, tu Hijo.
Tú nos provees con un pan y un vino
que dan vida eterna.
Te ofrecemos nuestra vida,
nuestros afanes y esfuerzos,
nuestras nuestros cuidados e inquietudes.
Acéptalos como detalle de nuestra gratitud
y de nuestra honda y perenne confianza
en ti, nuestro Dios amoroso.
Te pedimos todos esto en el nombre de Jesús, el Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre nuestro:
En esta eucaristía
tú has reafirmado nuestra confianza
de que conoces lo que necesitamos
mejor que nosotros mismos;
y de que tú estás con nosotros
por medio de Jesucristo tu Hijo.
Que ojalá permanezca él siempre con nosotros,
para que así podamos olvidar
nuestras pequeños problemas y ansiedades
-tantas veces, pura hechura nuestra-
y conceder el máximo interés y prioridad
a ti, y a tu Reino de bondad y misericordia,
de integridad y de justicia,
confiados siempre en la Palabra del evangelio:
que lo demás se nos dará por añadidura.
Que ese sea nuestro genuino interés.
siguiendo los pasos de Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Dios realmente cuida de nosotros.
Si cuida de los pájaros en el cielo
y de las flores en el campo,
¿por qué no habría de cuidar de nosotros?
Sí, estamos confiadamente en sus manos.
Que este Dios que les ama tiernamente,
les siga bendiciendo:
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.