Liturgia Viva del Martes de la 4ª semana de Pascua

UN NUEVO ENFOQUE MISIONERO
(Hch 11,19-26; Jn 10,22-30)

Introducción
    Los cristianos de Antioquía  -que fueron los primeros en llamarse “cristianos” como discípulos de Jesús, eran de dos clases: los griego-parlantes de origen judío y los de origen pagano. Los primeros habían huido a Antioquía cuando la iglesia de Jerusalén era perseguida. Comunicaban su fe a sus compañeros judíos. Pero seguramente habían hablado también de su fe en Cristo a algunas personas de raíces paganas, que aceptaron a Cristo, no ya como el Mesías prometido, sino como el Señor de todos, sin distinción. Esto puso a la Iglesia en un dilema : ¿Serían estos cristianos marginados, seguidores de Cristo de segunda clase? Bernabé, lleno del Espíritu Santo, reconoció cómo la gracia de Dios obraba en ellos. Donde la Iglesia oficial de Jerusalén duda, Bernabé interpreta los signos de los tiempos. Para él es voluntad de Dios  que estas personas acepten a Cristo como a su Señor y Salvador. Confronta con audacia el problema misionero,  y lo resuelve localmente, y no teme abrir nuevos caminos.

Oración Colecta
Señor Dios, Padre nuestro:
El Espíritu Santo nos llama, como llamó a tu Hijo,
a abandonar nuestro viejo yo y nuestro viejo mundo
para estar libres para una nueva vida y un nuevo crecimiento.
Perdona nuestras zozobras y nuestros miedos,
aléjanos de nuestras frases gastadas,
de nuestros hábitos caducos
y de nuestras seguridades y certezas
elaboradas por nosotros mismos en nuestro beneficio.
Empápanos con el Evangelio de tu Hijo
para que esa Buena Noticia de salvación
llegue a ser creíble
en nuestro tiempo y en nuestro mundo.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Intenciones
    Roguemos hoy por una Iglesia misionera, y digamos: R/ Señor, escucha nuestra oración.
  • Para que la Iglesia no se canse nunca de predicar a Cristo como Señor glorioso y resucitado, roguemos al Señor.
  • Para que la Iglesia no se canse nunca de pedirle al Señor que la renueve constantemente, y le dé el don de estar siempre atenta a los signos de los tiempos, roguemos al Señor.
  • Para que los cristianos vivamos de tal manera que nuestra vida, iluminada por la fe, atraiga a muchos a Jesucristo, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios, Padre amoroso:
El pan y el vino que estamos ofreciendo sobre el altar
nos hablan de un viaje o marcha hacia el futuro
caminando juntos con tu Hijo Jesús.
Cámbianos interiormente como cambias estos dones;
y transfórmanos a imagen y semejanza de tu Hijo.
Haznos hombres y mujeres
que se atrevan a arriesgarse
para proclamar sin miedo su mensaje
con un lenguaje que nuestros tiempos entiendan.
Que seamos hombres y mujeres audaces y animosos
dispuestos a abrir nuevos caminos,
donde y cuando sea necesario,
y, sin embargo, siempre firmemente anclados
en tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Padre amoroso:
Estamos contentos de llamarnos “cristianos”,
como hombres y mujeres que seguimos a Cristo tu Hijo.
Queremos permanecer siempre fieles a él
con firme compromiso y entrega.
Cólmanos con la gracia del Señor
para que el Espíritu Santo viva en nosotros
y así también nosotros atraigamos a muchos al Señor
y seamos siempre dignos de llamarnos “cristianos”,
valioso nombre que recibimos
de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Que la gracia de Dios obre en nosotros y nos guarde siempre fieles con firme propósito y decisión, para que podamos ser verdaderos discípulos de Jesús. Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.