Liturgia Viva del Lunes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario

LO VIEJO Y LO NUEVO
(Año I. Heb 5,1-10; Mc 2,18-22)

Introducción
       Año I. Este pasaje muy conocido de los Hebreos evoca el lugar central de la pasión y glorificación de Cristo en nuestra fe. Los sacerdotes judíos tenían que ofrecer primeramente sacrificios por sus propios pecados.  Cristo reemplazó el “No serviré” de Lucifer, con el servicio de obediencia a la voluntad del Padre.
      Evangelio. Sabemos por experiencia que todo cambio supone siempre un problema para nosotros. Todo cambio nos llama a salir de la seguridad de nuestros bien engranados hábitos y de nuestras certezas, y nos fuerza a marchar por caminos no familiares ni conocidos. Por eso, como algo natural, nos resistimos al cambio. --- Pero es una ley inherente del Cristianismo estar siempre abiertos a la renovación y a la conversión. La dificultad está en que lo viejo y lo nuevo se muestran normalmente intolerantes el uno con el otro.

Oración Colecta
Oh Dios, inmutable pero siempre nuevo:
Tú quieres  que seamos
tu pueblo peregrino en marcha
en pos de Jesús, tu Hijo,
hacia un nuevo futuro de justicia y amor.
No permitas que nos quedemos como anestesiados,
contentos  y satisfechos con nuestros viejos hábitos
y con nuestros modos rutinarios y haraganes.
Ayúdanos a aceptar el dolor
de tener que dejar atrás lo familiar y conocido;
y ábrenos al reto del evangelio,
para llegar a ser más semejantes a tu Hijo
que va guiando nuestros pasos vacilantes,
Jesucristo nuestro Señor.

Intenciones
  • Por la Iglesia, para que tanto el pueblo de Dios como sus líderes sigan los impulsos del Espíritu creador para hablar a la gente de hoy, en un lenguaje moderno, el mensaje siempre nuevo del evangelio de Jesucristo, roguemos al Señor.
  • Por los artistas, poetas e inventores, para que nos revelen el esplendor de la creación y las riquezas de la vida más allá de la aparente rutina y monotonía de nuestra existencia, roguemos al Señor.
  • Por nuestras comunidades cristianas, para que no tengamos miedo al cambio auténtico, y consigamos de Cristo el valor para comenzar  -con nuestra propia conversión-, la renovación del mundo y de la Iglesia, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Con este pan y este vino que ahora te ofrecemos
celebramos la alianza que tú renuevas con nosotros
por la sangre de Jesucristo.
Haznos de verdad tu nuevo pueblo fiel
vinculado a ti en una unión eterna de amor.
Renueva nuestros corazones;
transfórmanos en tu nuevo vino
de esperanza y alegría,
para que podamos reconstruir esta nuestra tierra de hoy
y caminar hacia adelante con tu Hijo Jesucristo
hacia unos nuevos cielos, donde tú serás nuestro Dios,
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Dios de esperanza:
Tú nos has dado a Jesús tu Hijo
como compañero de camino
para ayudarnos a entender
las cosas viejas y familiares
con un corazón nuevo y joven,
y para renovarnos a nosotros mismos
y así transformar el mundo.
Que él nos siga estimulando
cuando tratamos de transigir y no cambiar,
simplemente metiendo petachos a lo viejo, aquí y allá,
Que él también refrene nuestra impaciencia
cuando intentamos acelerar a la gente
más allá de su capacidad de cambio y crecimiento.
Llévanos siempre hacia delante  
por medio de nuestro guía en quien plenamente confiamos,
Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Sí, no es fácil realizar cambios, ni para nosotros, ni para la Iglesia ni para el mundo. Pero la vida es crecimiento. Tenemos que ir creciendo hasta la talla y estatura de Cristo. Tenemos que llegar a ser cristianos maduros en comunidades también maduras, con la bendición del Señor.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.