Liturgia Viva del Miércoles de la 25ª semana del Tiempo Ordinario

Introducción

El autor de Proverbios admite su ignorancia, y da testimonio del sólido valor de la sabiduría divina. Pide a Dios fidelidad y una vida sencilla y modesta: ni abundancia excesiva ni necesidad.
Evangelio. Lucas, más que los otros evangelistas, acentúa la necesaria pobreza del apóstol y así espiritualiza la misión del mensajero del evangelio. Aun así, él tiene que afrontar al pueblo directamente y en concreto. La gente debe curarse de su enfermedad, que expresa el poder del mal sobre la humanidad pecadora, ya que la Biblia considera la enfermedad como una consecuencia del pecado a través de este enlace argumental: que la enfermedad espiritual del pecado conduce a la enfermedad física. El apóstol, por lo tanto, debe dirigirse a toda la persona, con espíritu de pobreza. Todo lo que tiene que ofrecer es la Buena Noticia de salvación; y que nadie lo impida.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tu misericordia alcanza a todos y cada uno de nosotros.
Que tu Iglesia misionera vaya a todos
sin ningún bagaje inútil o auto-impuesto
que oscurezca el mensaje puro del evangelio,
sino que vaya más bien con gran humildad
ante la buena voluntad y hospitalidad del pueblo.
Que nuestra receptividad de la gente
ayude también, a su vez, a la misma gente  
a ser receptiva de la Buena Nueva de salvación
de Jesucristo nuestro Señor.

Intenciones
  1. Señor, los  doce apóstoles eran solo simples pescadores que estaban remendando las redes, pero tú les llamaste para difundir tu Buena Nueva de Salvación. Haznos a nosotros valientes para, como los apóstoles, proclamar sin miedo tu palabra, y así te lo pedimos:  R/ Te rogamos, óyenos.
  2. Señor, Mateo era solo un recaudador de impuestos detrás de su escritorio, pero tú le llamaste para que curara a la gente, arrojara a los demonios y escribiera tu evangelio. Aunque nosotros estemos heridos, danos también el poder de curar a los hermanos y de proclamar el evangelio; y así te lo pedimos: R/ Te rogamos, óyenos.
  3. Señor, los fieles en nuestras comunidades son solamente gente sencilla y llana, sin mayores pretensiones,  pero tú les has llamado para que no toleren la injusticia, y para defender a los pobres. Proclama, Señor,  por medio de todos nosotros lo recto y bueno; y así te lo pedimos: R/ Te rogamos, óyenos.

Oración sobre las Ofrendas
Creador del mundo entero
y amante de todos, Dios nuestro:
nos unimos a tu Hijo Jesucristo en su sacrificio
por el que ha redimido al mundo.
Por medio del Espíritu de tu Hijo
ilumínanos y guíanos
para llevar la Buena Nueva
como luz que brille en todas las naciones
y como poder curador
que reconcilie a toda la humanidad contigo,
Dios y Señor nuestro,
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo nos ha dado de nuevo su mandato
de llevar su mensaje de esperanza y salvación
a todos los que estén dispuestos a escuchar.
Te pedimos ahora por aquellos
a los que llamas especialmente para esa misión.
Que estén tan poseídos por el evangelio
que salgan a proclamarlo con nuevo ardor
y que se coloquen a sí mismos sin miedo o vacilación
en las manos de la gente,
confiando en ti y en el poder del evangelio
de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: La Iglesia entera está en misión. Los misioneros deben dejar atrás el equipaje de su cultura y de los grandes medios. En vez de eso, vayan con toda sencillez solo con la Buena Nueva de Jesús. También deben estar dispuestos a ser rechazados, como su Maestro lo fue.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.