Liturgia Viva del Martes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario.

AUTORIDAD DE JESÚS

Introducción

Primera Lectura. La sabiduría divina es un don que procede del Espíritu Santo. El Espíritu nos da discernimiento. La sabiduría no  procede ni del razonamiento humano de la gnosis ni de la iniciación en las religiones mistéricas. Nosotros deberíamos ser gente “espiritual”, hombres y mujeres movidos siempre por el Espíritu. 

Evangelio. La autoridad de Jesús con frecuencia impresionaba, tanto al pueblo como a sus propios discípulos. Aquí había alguien más grande y poderoso que un simple ser humano. Había autoridad en su enseñanza  --  tenía algo que decir que retaba y confrontaba a los hombres consigo mismos y con Dios. Mostraba autoridad sobre la ley, porque quería recortarla de su parafernalia, demasiado humana y tramposa.  Por su autoridad venció los poderes del mal y del pecado. Sostenía que juzgaba y perdonaba a la gente. Utilizaba su autoridad para el bien de la gente --  ése era un poder de salvación. 
Sin embargo, era un poder humilde y modesto, una autoridad de servicio que traía fe, que daba esperanza, que creaba y expresaba amor. Y cuando llegó el momento oportuno, usó su autoridad para entregar su vida y enseguida recuperarla, para pasarla a sus discípulos, y  entonces partir ya de este mundo.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Decimos que autoridad significa servicio,
pero la experiencia nos dice que es muy difícil
llevar a la práctica este hermoso principio.
Guarda siempre, Señor,  ante nuestros ojos
el ejemplo de tu Hijo Jesucristo.
Su autoridad salvaba y curaba,
era respetuosa con la gente. 
Y a nosotros nos compromete
a salir de nuestra mediocridad.
Que ojalá los que ostentan autoridad entre nosotros
sean humildes, modestos y entregados,
deseosos de  servir hasta el fin,
y modelados, en el ejercicio de su autoridad,
según el servidor de todos:  Jesús,
Hijo tuyo y Señor nuestro
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Intenciones
- Para que la Iglesia pueda hablar con autoridad sobre Jesús, porque ella le conoce íntimamente y vive su misma vida, roguemos al Señor.
- Para que nosotros vivamos muy cercanos a Jesús, porque nos esforzamos en responder profundamente a su reto de amar a los demás, roguemos al Señor.
- Para que el mundo se vuelva un poco mejor, porque nosotros intentamos seriamente vivir según la Buena Nueva de Jesús, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Por la autoridad que diste a tu Hijo,
este pan y este vino se convertirán para nosotros
en su cuerpo y sangre, bebida y alimento nuestro.
Que él comparta su poder con nosotros
para que nuestra cobardía se transforme en valor
y para que lleguemos a ser gente liberada,
realmente libres para servir y amar
y para testimoniar con nuestras vidas
la verdad de la Buena Nueva:
Que Jesús es nuestro Señor para siempre,
por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Tu Hijo Jesucristo transmitió su autoridad
a sus apóstoles y discípulos
como un lazo de unidad y un legado de servicio.
Concédenos que tu Iglesia utilice este poder
para unir juntos a los hombres y curar sus heridas,
para hablar en nombre de los que no tienen voz
y  para conducirnos adelante a la auténtica libertad
que tú nos otorgaste en Cristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Que nuestra autoridad como cristianos consista en hacer el bien y en servir a los demás con amor.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.