Liturgia Viva del Lunes de la 22ª semana del Tiempo Ordinario

HOY ES EL TIEMPO DE GRACIA

Introducción

Primera Lectura: San Pablo recuerda a sus discípulos de Corinto que él les había predicado el mensaje sencillo, no complicado, del Cristo crucificado. Ése era un mensaje de fe, no de sabiduría humana.

Evangelio: Desde hoy hasta el comienzo del Adviento, leeremos el evangelio de Lucas, el evangelista que presta especial atención al Espíritu Santo, a la misericordia de Dios, a la especial preocupación de Jesús por los pobres, al papel de las mujeres en la vida de Jesús, y a la liturgia. Lucas presenta su evangelio en la forma de un viaje que comienza en Nazaret (Galilea) y que acaba en Jerusalén. Hoy oímos el comienzo de la así llamada “vida pública” de Jesús, el programa de su misión fijado por el Espíritu. Él anuncia la salvación, que comienza “hoy” con su predicación y su trabajo en medio del pueblo.  —  Para nosotros también, el tiempo de gracia es “hoy”, en nuestro tiempo, con el  Señor que vive y trabaja ahora entre nosotros.  

Oración Colecta
Oh Dios, Padre de misericordia y amor:
Tú designas a tu Hijo para anunciarnos
que “hoy” es el tiempo de gracia.
Ojalá venga hoy su Espíritu sobre nosotros,
para que en la pobreza de nuestros corazones
sepamos oír el conmovedor mensaje de Jesús;
y para que, ciegos como somos, nos dé ojos de fe,
y nos libere de la cautividad
de nuestros miedos y de nuestro egoísmo.
Te lo pedimos en nombre de Jesús el Señor.

Intenciones.
- Señor, da sana elocuencia y mucho valor a todos nuestros maestros y líderes en la Iglesia, para que, como seguidora de la misión de Jesús,  la entiendan y la proclamen como Buena Noticia de liberación para todos, roguemos al Señor.
- Señor, abre nuestros ojos a las miserias de nuestro pueblo; haznos sensibles y preocupados por los que se sienten encarcelados y atrapados por sus temores y por la injusticia, roguemos al Señor.
- Señor, haznos receptivos a tu palabra. Líbranos tanto de nuestra mediocridad y de nuestros miedos, como de nuestras certezas y autosuficiencias, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Es quizás más fácil para nosotros
aceptar a tu Hijo como nuestro Señor y Salvador
que  para la gente que le conocía, allá en Nazaret,
como el Hijo de José y María.
Ayúdanos a reconocerle aquí en medio de nosotros
en estos signos de pan y vino.
Acepta esta ofrenda de nuestra fe
por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Oh Dios Padre nuestro:
Tu Hijo Jesucristo está vivo entre nosotros
por medio de sus palabras y de su cuerpo eucarístico.
Cólmanos con su Santo Espíritu,
para que también nosotros,
con él y en su nombre,
sepamos llevar a los pobres
su Buena Noticia de salvación,
proclamar libertad a los cautivos,
abrir los ojos de los ciegos,
y liberar a los oprimidos.
Que ojalá sea éste para todos
el tiempo de la gracia
de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Hoy, teniendo a Jesucristo vivo en nuestra comunidad, en medio de nosotros, deberíamos estar también dispuestos a decir con Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre nosotros. Él nos envía a llevar la Buena Nueva a los pobres”.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.