Liturgia Viva del Sábado de la 17ª semana del Tiempo Ordinario

SÁBADO

PROFETAS MOLESTOS (Año II. Jer 26:11-16, 24; Mt 14:1-12)

Introducción

Primera Lectura  y Evangelio.
¿Cuál sería nuestra reacción si alguien nos dijera a la cara y a bocajarro que no somos la persona que debemos o pretendemos ser? Miremos lo que ocurre a Jeremías y a Juan el Bautista. Jeremías tiene que luchar por su vida. Juan el Bautista la pierde. ¿Acogeríamos nosotros a los profetas mejor que los judíos en su tiempo, aun contando que fueran justos en su profecía? Resulta tan difícil afrontar la verdad sobre nosotros mismos..., porque es difícil cambiar, estar abiertos a una verdadera conversión. Roguemos en esta eucaristía por el valor y sinceridad que necesitamos para enfrentar esta inquietante verdad.

Colecta
Señor Dios nuestro: Tú sabes lo inclinados que estamos a resistir el fuerte impacto del evangelio de tu Hijo Jesucristo, porque nos gusta oír solo lo que nos agrada. Que tu Santo Espíritu nos dé la fuerza para aceptar la conversión y el desprendimiento que el evangelio exige y para acoger a las personas que nos recuerdan tu palabra en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.

Intenciones

  1. Por todos los ministros de la palabra y por todos los cristianos, para que tengamos el valor de llevar a cabo nuestra tarea profética de proclamar a un mundo escéptico el evangelio no deformado de Cristo, roguemos al Señor.
  2. Por los profetas que viven entre nosotros, enviados por Dios para reanimarnos del orgullo de nuestra auto-complacencia, para que no les amordacemos ni silenciemos, sino que prestemos atención a su llamado a la conversión. roguemos al Señor.
  3. Por todos nosotros, para que el Señor nos de voz firme y audacia para hablar claro por y en favor de los sin voz y de los que son privados de sus derechos más fundamentales, roguemos al Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro: Traemos este pan y este vino ante ti para que Jesús, el profeta de tu Buena Nueva, esté vivo entre nosotros. Ábrenos a tus conmovedoras palabras que nos llaman a superar nuestros miedos y nuestros refugios de seguridad fabricados por nosotros mismos. Haznos tu pueblo. Haz que sea totalmente verdadero en nosotros que nos has hecho libres por el cuerpo y la sangre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro: En esta celebración eucarística nos has cuestionado por nuestra mediocridad y nuestra autocomplacencia por medio de la palabra y el ejemplo de tu Hijo. No permitas que sofoquemos su grito que nos exige una vida auténtica en favor tuyo y de los que nos has encomendado. En los acontecimientos cotidianos y en las personas de nuestro tiempo sigue hablándonos tu palabra, siempre nueva, de libertad y esperanza por la que Cristo entregó su vida. Que él sea nuestro Señor, por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Habríamos de ser muy agradecidos cuando alguien nos hace confrontarnos con la verdad sobre nosotros mismos, también y especialmente cuando esa verdad nos duele. Es una espléndida ocasión para cambiar a mejor.

Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes.