Liturgia Viva del Ascensión del Señor - Ciclo A - (Domingo VII de Pascua)

LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR  (Ciclo A)
  1. Ausente, Pero También Presente
  2. Yo Me Voy; Pero Les Envío a Ustedes
Saludo (Ver las lecturas)
Sean mis testigos
hasta los confines de la tierra, dice el Señor.
Sepan que estaré con ustedes siempre,
hasta el fin del mundo.  
Que el Señor Jesús esté siempre con ustedes.

Introducción por el Celebrante (Dos Opciones)
  1. Ausente, Pero También Presente
        Hoy celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor a los cielos. El Señor Jesús regresa a la gloria del Padre. Hay una contradicción aparente en esta partida de Jesús: Al partir, nos asegura que se queda con nosotros. Éstas son sus últimas palabras en el evangelio de Mateo, justamente tal como el mismo Mateo nos había asegurado en su primer capítulo, que Jesús es nuestro “Dios-con-nosotros”. La partida de Jesus a los cielos no es realmente una despedida: Él era “Dios-con-nosotros” en su vida terrena, estaba cercano al pueblo, especialmente a los pobres y los débiles. -- Él se queda ahora con nosotros, pero de otra manera: por medio de su Espíritu, en la Iglesia,  ya que somos su cuerpo; en los signos de pan y vino en la eucaristía; dondequiera que la gente se reúna en su nombre, como lo estamos haciendo aquí en este momento;  también en los pobres y débiles de nuestros días. Nuestra oración hoy es: ¡Quédate con nosotros, Señor!
  2. Me Voy; Pero Les Envío a Ustedes
        Este día de la Ascensión del Señor a los cielos es para nosotros una fiesta de alegría, pues celebramos al Señor Jesús en su gloria. Tenía que partir de esta tierra para no ser ya por más tiempo el compañero privilegiado exclusivamente de un pequeño grupo de apóstoles y discípulos. Una vez que fuera glorificado en el cielo, él pertenecería a todos los que quisieran acogerlo como su Señor. De ahora en adelante nosotros, su pueblo,  tenemos que ser su figura y su rostro, su latido del corazón, su mano caritativa, su sonrisa, su fuerza que con frecuencia parece impotente. No temamos: Él ha prometido estar con nosotros hasta el fin de los tiempos, como está aquí ahora con nosotros en esta eucaristía.
Acto Penitencial
Jesús nos ha asignado una tarea, o mejor, una misión.
Pidamos perdón porque tantas veces
no hemos estado a la altura de sus expectativas
y no hemos contado con su presencia.
    (Pausa)
  • Señor Jesús: Tú hiciste tu vida entre la gente y partiste a la gloria del Padre. Tú volverás, pues tu amor no tiene fin:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú vives todavía entre nosotros por medio de tu Espíritu que nos da fuerza y amor, pues tu amor no tiene fin:
    R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesús, nosotros no te vemos, pero nos has dado hermanos en los que podemos verte, y una misión de verdad y de bondad entre ellos.
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
Ten misericordia de nosotros, Señor, perdona nuestros desalientos, nuestras tristezas y nuestros pecados.
Ayúdanos a buscar la voluntad del Padrey llévanos a la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos para que el Espíritu del Señor resucitado nos guíe siempre.
    (Pausa)
Oh Dios y Padre nuestro:
Nuestro Señor resucitado, Jesucristo,
vive ahora glorioso en tu presencia.
Cuando seguimos mirándole oculto ya en las nubes,
haz que volvamos a la tarea
que él nos ha asignado aquí en la tierra
y que aprendamos a reconocer su rostro
en nuestros hermanos.
Y cuando nos sintamos demasiado apegados a esta tierra,
recuérdanos que un buen día
completarás la obra de Jesús en nosotros
y nos llevarás a tu gloria y alegría eternas
por los siglos de los siglos.

Primer Lectura (Hch 1,1-11): ¿Por Qué Están Ustedes Mirando al Cielo?
    Al ascender a los cielos, Jesús confía su misión a los apóstoles. El Espíritu Santo les dará la fuerza para dar testimonio de Cristo, el Señor, ante todo el mundo.

Segunda Lectura (Ef 1,17-23): El Cristo Glorioso es la Cabeza de la Iglesia
    Pablo  escribe que Cristo es ahora el Señor glorioso que vive en la Iglesia. Ojalá sintamos en nosotros su Espíritu para experimentar a Dios en nuestras vidas y para que nosotros, su Iglesia, vivamos la vida de Cristo.

Evangelio (Mt 28, 16-20 ): Jesús Nos Encomienda una Misión
    Jesús ha partido físicamente,  pero nos ha dejado una tarea: Llevar a todos el mensaje de la Buena Nueva de salvación. Él permanece con nosotros y nos acompaña en esta misión.

Oración de los Fieles
    Jesús, nuestro Señor resucitado, vive para siempre, para interceder ante el Padre por y con nosotros. Oremos, pues, por medio de él, por las necesidades de la Iglesia y del mundo, y digamos: R/ Señor, que venga a nosotros tu reino.
  1. Por la Iglesia, por todos sus líderes y sus miembros, para que todos aceptemos y llevemos a cabo nuestra misión de vivir la Buena Noticia de salvación y  de proclamarla a todos los pueblos y culturas, roguemos al Señor.  R/ Señor, que venga a nosotros tu reino.
  2. Por la gente que está mirando al cielo esperando la ayuda de Dios, para que sus plegarias sean atendidas; pero  también para que miren a sus hermanos y, con bondad y compasión, se comprometan en su servicio y ayuda, roguemos al Señor. R/ Señor, que venga a nosotros tu reino.
  3. Por los que se dedican a la acción social y a proyectos de justicia y solidaridad, para que trabajen sin descanso para llevar genuina justicia aun a los menos privilegiados, siempre con espíritu de  reconciliación y de amor, roguemos al Señor. R/ Señor, que venga a nosotros tu reino.
  4. Por los enfermos terminales y por los agonizantes, para que un día se unan a Jesús, el Señor, en la casa del Padre, y participen de su gloria, roguemos al Señor. R/ Señor, que venga a nosotros tu reino.
  5. Por nuestras comunidades cristianas, para que Cristo esté vivo entre nosotros y nos envíe su Espíritu, para edificarnos y confirmarnos unos a otros en la esperanza y en el espíritu de servicio, roguemos al Señor. R/ Señor, que venga a nosotros tu reino.
Oh Dios de esperanza y de vida, tú no has abandonado a tu Hijo en la muerte, sino que le has dado vida y gloria. En ti confiamos por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor.

Oración de Ofertorio
Oh Dios y Padre nuestro:
Aquí y ahora, en estos signos de pan y vino,
tu Hijo Jesús cumple su promesa
de estar siempre con nosotros hasta el fin del mundo.
Que él crezca y viva en nosotros
y, con el poder de su Santo Espíritu,
nos anime a ser su cuerpo visible para el mundo
y a hacer discípulos suyos en todas las naciones.
Escucha bondadoso nuestra oración,
presentada por tu mismo Hijo Jesús,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
    Con gran alegría demos gracias al Padre, porque Jesús, aun ascendido al cielo, por medio de su Santo Espíritu permanece todavía con nosotros: aquí en la Eucaristía, en la Iglesia y en los hermanos que viven con nosotros.

Introducción al Padrenuestro
Jesús, el Señor, vive ahora en el cielo, en la gloria del Padre;
allí intercede por nosotros. 
Por medio de él, y con sus mismas palabras,
oremos a Dios Padre.
R/ Padre nuestro…

Invitación a la Comunión
Éste es Jesús, el Señor, que dijo:
Sepan que estaré siempre con ustedes
hasta el fin de los tiempos.
Éste es su cuerpo glorioso y resucitado.
Dichosos nosotros porque Jesús mismo
es nuestro pan y alimento
que nos da fuerza
para  caminar hacia el Padre.
R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Te damos gracias por confiar tanto en nosotros,
al encomendarnos la misma misión de tu Hijo,      
de forma que seamos su presencia viva en el mundo.
Te pedimos que podamos reinar
aprendiendo de él a servir constantemente a los hermanos.
Que ellos vean que Cristo vive
porque nosotros somos su cuerpo visible para el mundo.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Jesús, el Señor, nos dice lo mismo que a los apóstoles: “Sean mis testigos ante el mundo entero”. No nos quedemos encandilados mirando al cielo, sino que, por la forma cómo vivimos el  evangelio de Jesús, proclamemos su mensaje de esperanza para los habitantes de la tierra. Para ello pidamos la solemne bendición de Dios:

-Que ojalá sepamos llevar el mensaje del Señor a nuestro tiempo y a nuestros hermanos. – Amén.

-Que él continúe haciendo el bien por medio de nosotros, y que nosotros le hagamos visible hoy con nuestras obras. – Amén.

-Que él permanezca con nosotros por  medio de su Espíritu, ahora y hasta el fin de los tiempos. – Amén.