Liturgia Viva del Domingo 2º de Pascua - Ciclo A

SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA (A)

  1. Encontrando al Señor Resucitado
  2. Señor Mío y Dios Mío
  3. No teman: La Paz Esté con Ustedes

Saludo (Ver la Segunda Lectura)
¡Bendito sea el Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo!
Por su gran misericordia
hemos nacido de nuevo a una esperanza viva
por medio de la resurrección
de Jesucristo de entre los muertos.
Que el Señor resucitado esté siempre con ustedes!

Introducción por el Celebrante  (Tres Opciones )
  1. Encontrando al Señor Resucitado
           El Señor Resucitado está aquí con nosotros. ¿Le reconocemos?¿Somos conscientes de que él está aquí con nosotros en  cada celebración de la eucaristía e incluso en la vida de cada día; también y especialmente en  nuestros momentos  de prueba, dificultades y fracasos? Él ha resucitado, y nos alza y nos resucita, ahora. Pidámosle hoy que nos dé la gracia de creer en él que es el Señor de Vida.
  2. Señor Mío y Dios Mío
           Ocho días después de la resurrección, los discípulos de Jesús estaban  juntos, con miedo, creyendo,  pero aun así dudando, ya que el hecho de que Jesús viviera era demasiado bueno para ser verdad.  --- De la misma manera nosotros hoy nos hemos reunido como comunidad de Jesús. Sin embargo, nosotros también somos con frecuencia tímidos y tenemos miedo, estamos llenos de preguntas, quizás de dudas, y con una fe frágil. Pero estamos juntos aquí  porque somos una comunidad que cree en Jesucristo.  Sabemos que el Señor está presente en medio de nosotros, aunque nuestros ojos no pueden verle. Y con Tomás decimos en esta eucaristía: “Señor mío y Dios mío”.
  3. No teman: La Paz Esté con Ustedes
            Para la gente que tiene miedo es difícil mantenerse firme en aquello en que creen, y hablar abiertamente de sus convicciones. Para los que han sufrido mucho, o han visto mucho mal y aflicción, es difícil aceptar que las cosas puedan cambiar a mejor y que incluso nuestra miseria y nuestras heridas puedan ayudar a aliviar la carga de otros. Todo esto se vuelve posible y creíble cuando encontramos al Señor Resucitado.
    Él muestra las cicatrices de sus heridas y, sin embargo, es el Señor glorioso. Sus heridas nos sanan. Y aquí en la eucaristía él nos dice que vayamos a divulgar su mensaje de alegría.
Acto Penitencial
Si hubiéramos creído más profundamente que el Señor resucitó y que vive entre nosotros, hubiéramos pecado menos. Pidamos al Señor que nos perdone.
    (Pausa)
  • Señor Jesus, tú nos dices: “La paz esté con ustedes”, mientras estás presente ente nosotros por tu palabra y por tu cuerpo eucarístico:
    R/ Señor, ten piedad de nosotros.
  • Cristo Jesús, tú nos dices: “La paz esté con ustedes”, mientras perdonas nuestros pecados.
    R/ Cristo, ten piedad de nosotros.
  • Señor Jesus, tú nos dices: “La paz esté con ustedes” mientras nos envías a compartir tu paz con todos.
    R/ Señor, ten  piedad de nosotros.
Señor, perdona nuestros pecados mientras estamos unidos en oración. Llévanos a todos a las alegrías de la vida eterna.

Oración Colecta
Oremos pidiendo una fe firme en que Jesucristo ha resucitado y vive entre nosotros.
    (Pausa)
Bendito seas, Dios, Padre nuestro,
que has  resucitado a Jesús de entre los muertos.
Mantennos firmes en la fe,
creyendo que Jesús es nuestro Señor y nuestro Dios.
Danos la gracia de saber encontrarlo
en nuestra vida de cada día
y de vivir siempre en su paz.
Abre nuestros ojos para que sepamos ver sus cicatrices
en los hombres y mujeres que sufren,
y, por medio de tu Espíritu,
muévenos a llevarles consuelo y esperanza
en Jesucristo nuestro Señor.

Primera Lectura (Hch 2, 42-47): Una Comunidad Modelo de Fe
       San Lucas describe cómo los primeros cristianos intentaron ser una comunidad de fe. Oraban juntos, compartían en la eucaristía, y se preocupaban por los necesitados entre ellos.

Segunda Lectura (1 Pt 1,3-9): La Alegría de la Fe.
       Para los cristianos la fuente de alegría es su fe en el Señor resucitado, dice Pedro. Pero la fe nunca está del todo segura, ya que los cristianos están siempre de camino,  con su fe probada, expuesta a las pruebas de la vida.   

Evangelio (Jn 20,19-31): Dichosos los  Que Creen sin Ver
       El apóstol Tomás no pudo creer hasta que, reunido con los otros apóstoles, encontró al Señor Resucitado en la Comunidad.

Oración de los Fieles
       Pedimos hoy al Señor fe en él, para que nuestras comunidades cristianas den testimonio de su presencia en medio de su pueblo, y así digamos.  R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
  1. Por la comunidad de la Iglesia, para que nuestros líderes nos inspiren por su fe viva,  y para que llevemos tu alegría y su paz a un mundo en necesidad extrema de amor y de esperanza, roguemos al Señor: 
    R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
  2. Por las comunidades de nuestras familias, para que los padres inspiren a sus hijos con una fe viva y contagiosa, y para que los jóvenes sean honestos buscadores de la verdad, la justicia y la esperanza cristiana, rogamos al Señor:
    R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
  3. Por la comunidad de nuestro país, para que donde estemos divididos haya reconciliación,  y que tanto los líderes como el pueblo crean en un futuro basado en la justicia, en la igualdad y en la paz, roguemos al Señor:
    R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
  4. Por todos los que dudan y buscan, sea en la Iglesia o fuera de ella, para que por medio de nosotros puedan encontrar a Jesucristo glorioso y resucitado, roguemos al Señor:
    R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
  5. Por la comunidad de nuestra parroquia, para que nos preocupemos de los pobres y de los enfermos; para que fortalezcamos su fe  al reconocer la bondad de Jesús en nosotros, roguemos al Señor:
    R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
  6. Por todos nosotros, para que nuestra fe nos inspire a vivir y practicar lo que creemos, y para que tengamos suficiente fe, los unos en los otros, para construir  juntos como hermanos una auténtica comunidad cristiana, roguemos al Señor:             
    R/ ¡Quédate con nosotros, Señor!
Señor Jesús, glorioso y resucitado, quédate con nosotros, danos tu Espíritu, fortalece nuestra fe para que la gente vea que somos una comunidad de hermanos y hermanas porque tú vives en medio de nosotros, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.
 
Oración sobre las Ofrendas
Padre de bondad:
Esta celebración eucarística es una profesión de fe
en la presencia de tu Hijo en medio de nosotros.
Nuestros ojos serán incapaces de verle,
no podremos tocarle con nuestras manos,
pero que nuestros corazones le reconozcan
y nuestras obras den testimonio
de que Jesucristo es nuestro Señor
ahora y por los siglos de los siglos.

Introducción a la Plegaria Eucarística
    Lo que nuestros ojos no pueden ver y nuestros oídos no pueden oír, lo creemos con nuestro corazón: Cristo vive, y está aquí con nosotros. Con él damos gracias a nuestro Padre del cielo.

Introducción al Padrenuestro
Como don gratuito de nuestro Padre
hemos recibido la fe, la esperanza,
y el amor que nos vincula juntos.
Con Jesús, el Señor resucitado, pedimos:
R/ Padre nuestro…

Oración por la Paz (antes del saludo de paz)
Señor Jesucristo:
tú has vencido a la muerte.
En  la noche del primer día de la semana
infundiste tu espíritu en tu Iglesia
y nos prometiste el don de la paz.  
Mira con bondad a tus fieles, reunidos en tu nombre.

Y, ya que creemos en ti,
renuévanos por el poder de tu Espíritu
y que tu paz venga sobre nosotros.
Bendito seas, Señor y Dios nuestro,
ahora y por los siglos de los siglos.

Invitación a la Comunión
Este es Jesús, nuestro Señor resucitado.
No podemos verle con nuestros ojos,
pero creemos que vive
y que está presente entre nosotros en la eucaristía.
Dichosos nosotros de recibirle
y de crecer por medio de él
en fe y amor.
R/ Señor, no soy digno…

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Te damos gracias por Jesucristo,
por su palabra de paz
y por su alimento de fortaleza.
Creemos que él murió por nosotros
y que lo resucitaste de entre los muertos
para que se quedase con nosotros, tu pueblo de hoy.
Ayúdanos a ser hombres y mujeres resucitados,
que crezcan en fe y en amor
y a construir con él una comunidad y un mundo
donde alegría y verdad, amor y justicia,
paz y libertad no sean palabras vacías,
porque tú has hecho posible todo esto
por medio de Jesucristo nuestro Señor resucitado,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Podemos ir y llevar a Cristo con nosotros a nuestra vida de cada día, porque él nos  envía a nuestros hermanos y hermanas como el Padre le envió a él.
Que él se haga visible en nuestro espíritu de fe, en nuestro valor, en nuestra bondad y en nuestro amor que refleje el amor servicial de Dios.
Para esta misión, que la bendición del mismo Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.