Liturgia Viva del Lunes Santo

SERVIDOR DE LOS POBRES (Is 4,1-7; Jn 12,1-11)

Introducción
La Semana Santa es para nosotros el tiempo en que meditamos sobre la muerte salvadora de nuestro Señor.
Los días de su sufrimiento se acercan. La Primera Lectura nos ofrece el primero de los famosos cánticos de Isaías sobre el Siervo de Yahvé. La liturgia de la Semana Santa caracteriza a Jesús como el Siervo de Yahvé. Este primer cántico habla, quizás directamente, sobre la actitud y la misión del pueblo de Dios, pero encontramos esas actitudes plenamente ejemplificadas  en Jesús, el perfecto Siervo de Dios y siervo del pueblo. En esta lectura se nos muestra cómo el Siervo de Dios vino a servir a los pobres y a los que sufren, trayéndoles justicia y libertad, y luz en la oscuridad para todos; él será la Alianza viviente para nosotros, el pueblo, uniéndonos con Dios y los unos con los otros. Todo esto lo hizo por nosotros por medio de su muerte salvadora.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú has llamado a los hombres
a ser servidores unos de otros
en la causa por la justicia y la misericordia.
Tú nos mostraste en Jesús, tu Hijo, 
qué significa servir
y cuánto nos puede costar el servicio.
Llénanos con el Espíritu de Jesús,
para que no quebremos a los débiles
ni rechacemos
a los que andan a tientas en la oscuridad.
Que él nos enseñe a servir y a amar,
con compasión hacia los desamparados
y respeto hacia los más pobres y pequeños,
juntamente con Jesucristo nuestro Señor.

Oración de los Fieles
La indiferencia y la rutina son quizás más paralizantes y corrosivas para la vida cristiana  que las calamidades y sufrimientos agudos, ya que muchas veces no somos conscientes de ellas. Pidamos a nuestro Padre del cielo que sepamos luchar para ganar de nuevo nuestra libertad, que Cristo nos la recuperó con su vida, y digamos:  R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

-    Por la Iglesia, para que como el Señor, Jesucristo, rechace y rehuya posiciones de poder para así poder participar en la vida y miserias de los fieles y para alzarlos a las alegrías y vida del Señor Resucitado, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

-    Por los resignados a vivir una vida de rutina y aburrimiento, para que respondan al reto de Cristo de crecer hasta su plena madurez, roguemos al Señor.
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

-    Por los que han entregado su libertad a la publicidad, a la presión social y al conformismo, para que se atrevan de nuevo a ser ellos mismos y a tomar sus vidas en sus manos, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

-    Por los que luchan contra la injusticia y la opresión, para que no les mueva el odio y el deseo de revancha, sino que se dejen guiar por un genuino amor e interés por su prójimo, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

-    Por todos los que tienen miedo a la muerte, para que confíen en Cristo, que venció a la muerte con la cruz,  y la transformó en regalo de vida, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

Señor, Dios nuestro, la muerte leal de tu Hijo hizo posible para nosotros llegar a ser personas libres y descubrir alegría en su plenitud. Que, a través de su muerte y resurrección, las penas y tormentas de la vida se conviertan en instrumentos de libertad, alegría, y felicidad, prometidas a nosotros por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Con tu Hijo en medio de nosotros,
nosotros, tu pueblo, te pedimos hoy:
que nos traigas, bondadoso,
la justicia de tu amor y tu perdón
y que  nos ayudes
a establecer una verdadera justicia en la tierra,
para que nosotros, el pueblo de tu eterno amor,
nunca seamos escándalo para nuestro prójimo,
sino siervos humildes
y signos de esperanza y alegría para todos.
Que ésta sea nuestra ofrenda para ti hoy
por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Por el cuerpo y la sangre de tu Hijo
nos llamas a servir a la causa de lo justo y bueno.
Te pedimos que aliente en nosotros, tu pueblo,
el Espíritu de justicia de tu Hijo,
y que él mismo, Jesús,  nos tome de la mano
y nos haga fuente de unidad y de luz
para los pobres y ciegos de hoy,
y para los que sinceramente buscan amor y verdad.
Quédate con nosotros, tu pueblo.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Sabemos que en estos días de Semana Santa, Jesús el Señor nos conducirá de la muerte a la vida, si aprendemos de él a amarnos y a servirnos unos a otros; y a vivir los unos para los otros, aun a costa de sacrificio. Que el Señor nos dé valor para ello.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.