Liturgia Viva del Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma

MI PADRE Y YO ESTAMOS AÚN TRABAJANDO
(Is 49,8-15; Jn 5,17-30)

Introducción
    Cuando los judíos le cuestionan y le echan en cara por curar a un paralítico en sábado, Jesús les responde que él actúa junto con su Padre. Sí, después de la obra de la creación Dios descansó el séptimo día.  --- Pero la obra de redención se está realizando sin interrupción; el Padre y Jesús están siempre trabajando, aun en sábado. Ambos continúan la misión de liberación, confortando y amando, proporcionando abundante alimento al pueblo escogido, dando nueva vida a los cojos y a los muertos, expresiones todas ellas de la obra de salvación. Dios declara apasionadamente que él está con nosotros, que no nos puede olvidar, que quiere que vivamos en su amor, que él es fiel a la Alianza, aun cuando su pueblo escogido no lo sea. Jesús es el signo palpable del amor de Dios. Él es la fuente de vida ahora entre nosotros. Con y como Jesús, tenemos que buscar la voluntad del Padre.

Oración Colecta
Oh Dios y Padre nuestro:
Tú sigues buscándonos,
con un amor tan apasionado como el de una madre,
aun cuando te hayamos abandonado.
Danos esperanza y valor,
especialmente cuando nos sentimos inseguros.
Danos la seguridad de que tú quieres que vivamos
en la certeza y convencimiento de tu amor
y de que tú permaneces siempre con nosotros
por medio de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Intenciones
  • Por los que no se atreven a aceptar que Dios sigue amándoles con tanto afecto como un padre y una madre, roguemos al Señor.
  • Por las personas que viven bajo cruel opresión, para que tengan la determinación, el arrojo y los medios suficientes y eficaces  para llegar a ser de nuevo libres, roguemos al Señor.
  • Por los pobres y los que sufren, por todos los que están pidiendo a gritos alegría y un poco de felicidad, para que el Señor escuche su clamor, roguemos al mismo Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios y Padre nuestro:
Te presentamos este pan y este vino
como señales de que participamos
en el ofrecimiento y oblación de Jesús, tu Hijo.
Que él nos dé fuerza
para aceptar nuestra misión en la vida.
Así como él fue fiel a tu voluntad,
que nuestras voluntades también
estén  en completa armonía con la tuya,
para que vivamos siempre en tu amor,
ahora y por los siglos de los siglos.

Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
En esta eucaristía
tu Hijo Jesús ha renovado con su sangre
tu Alianza de vida y amor con nosotros
y hecho más profundo el lazo de amor contigo
y con todos los miembros del pueblo escogido.
Haz que escuchemos atentamente sus palabras de vida,
para que pasemos de la muerte a la vida
y crezcamos hasta la plena madurez
del mismo Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro,
que vive y reina por los siglos de los siglos.

Bendición
Hermanos: Nadie puede decir, “Dios me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí”. Así como una madre no puede olvidar al bebé de sus entrañas, así Dios nunca podrá olvidarse de nosotros”.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.