Liturgia Viva del Lunes de la 7ª semana del Tiempo Ordinario

CURANDO Y RESUCITANDO
(Sant 3,13-18; Mc 9,14-29)

Introducción
En su carta, Santiago presenta a sus fieles reglas de vida moral cristiana y una expresión de la verdadera sabiduría de la fe.
Evangelio. Jesús cura a un muchacho poseso, alzándolo, tomándolo de la mano. Jesús pide fe y oración confiada, de otro modo nos cerramos a la acción de Dios. Marcos dice que “Jesús levantó al muchacho poseso cogiéndolo de la mano”; así describe su curación en términos de resurrección, como la curación de la suegra de Pedro o la resurrección de la hija de Jairo. Con su tacto, “cogiéndolo de la mano”, Jesús cura y restaura vida.

Oración Colecta
Oh Dios, Padre compasivo:
Por medio de tu Hijo Jesucristo
tú alzaste a los enfermos a una vida plena,
curándolos de sus enfermedades.
Tómanos a nosotros también de la mano,
tócanos y restáuranos a una humanidad más plena.
Toca nuestra mente, para que seamos más sabios
y mira al mundo y a la gente
con tus ojos compasivos.
Toca nuestro corazón,
para que sepamos amar más
y servir mejor a nuestros hermanos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Intenciones
  • Señor, ayúdanos a alzar de su desaliento a los descorazonados y abatidos, gracias a nuestra amistad y cercanía, y a nuestras palabras reconfortantes, así te lo pedimos:
  • Señor, bendice a los doctores, enfermeras, y a todos los que cuidan de los enfermos, para que logren levantar de su postración y enfermedad a los que buscan su ayuda, y así te lo pedimos:
  • Señor, resucita de entre los muertos a todos nuestros seres queridos difuntos que murieron con fe y esperanza en la resurrección, y así te lo pedimos:
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Aquí están sobre el altar
tus propios dones de pan y vino.
Tócalos con el poder de tu Santo Espíritu
y transformarlos en el cuerpo y sangre de Cristo,
nuestro hermano y Salvador,
para que participemos de su victoria
sobre el sufrimiento, la enfermedad y la muerte.
Te lo pedimos en el nombre
de aquél que vino a elevarnos
a una vida más alta y sublime,
Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Oh Dios de misericordia y compasión:
Concédenos participar del poder sanador
de tu Hijo Jesucristo.
Danos un espíritu de penitencia y de oración
para hacernos humildes y fuertes;
y sobre todo danos un sentido de fe profunda,
para que podamos hacer grandes cosas
creyendo en tu Hijo Jesús.
Y que experimentemos,
activo y eficaz en nosotros,
su poder de levantar a la gente
de sus miserias y desamparo.
Te lo pedimos por medio del mismo Cristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Tocar con cariño a los hermanos, tomarles de la mano, librarlos de su aislamiento y levantarlos de su tristeza y desesperación… es también nuestra tarea, si queremos continuar el trabajo y la misión de Jesús. Para poder realizarlo, contemos con la bendición del Señor.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y les acompañe siempre.