Liturgia Viva del Santa María Magdalena
Introducción
En contra de la creencia popular, basada en una “tradición” más bien tardía y solamente aceptada en la iglesia occidental, María Magdalena no es la mujer pecadora descrita en Lucas 7. Sabemos que era de Magdala y había sido curada por el Señor. Después de su experiencia personal con el Cristo resucitado, se volvió en una testigo impaciente y afectuosa de la resurrección del Señor.
Colecta
Señor Dios nuestro:
María Magdalena buscó a tu Hijo Jesús
con la afán de una persona
que le amaba profundamente
y que temía haberle perdido.
Cuando ella le hubo reconocido,
Jesús la hizo testigo de su resurrección.
Señor Dios, ayúdanos a descubrir
la presencia de tu Hijo
en la gente que nos rodea
y que ellos, a su vez, reconozcan
que Jesucristo vive en nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos signos de pan y vino
tu Hijo se hace presente sobre el altar.
Danos la firme convicción
de que él está vivo
entre nosotros y en nosotros.
Haz que la gente pueda reconocer
que es sólo él
quien da sentido pleno a nuestras vidas.
Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Te damos gracias
por esta celebración eucarística.
Hemos participado en la mesa de tu Hijo;
compartimos su vida y su amor.
Oh Dios, haz que, como María Magdalena,
sepamos dar testimonio entusiasta
de que Jesucristo, tu Hijo, resucitó y vive hoy.
Queremos que nuestras vidas
reflejen el amor y la alegría que él nos trajo,
hasta que entremos en la alegría de tu reino.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
En contra de la creencia popular, basada en una “tradición” más bien tardía y solamente aceptada en la iglesia occidental, María Magdalena no es la mujer pecadora descrita en Lucas 7. Sabemos que era de Magdala y había sido curada por el Señor. Después de su experiencia personal con el Cristo resucitado, se volvió en una testigo impaciente y afectuosa de la resurrección del Señor.
Colecta
Señor Dios nuestro:
María Magdalena buscó a tu Hijo Jesús
con la afán de una persona
que le amaba profundamente
y que temía haberle perdido.
Cuando ella le hubo reconocido,
Jesús la hizo testigo de su resurrección.
Señor Dios, ayúdanos a descubrir
la presencia de tu Hijo
en la gente que nos rodea
y que ellos, a su vez, reconozcan
que Jesucristo vive en nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
En estos signos de pan y vino
tu Hijo se hace presente sobre el altar.
Danos la firme convicción
de que él está vivo
entre nosotros y en nosotros.
Haz que la gente pueda reconocer
que es sólo él
quien da sentido pleno a nuestras vidas.
Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Oh Dios y Padre nuestro:
Te damos gracias
por esta celebración eucarística.
Hemos participado en la mesa de tu Hijo;
compartimos su vida y su amor.
Oh Dios, haz que, como María Magdalena,
sepamos dar testimonio entusiasta
de que Jesucristo, tu Hijo, resucitó y vive hoy.
Queremos que nuestras vidas
reflejen el amor y la alegría que él nos trajo,
hasta que entremos en la alegría de tu reino.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.