Jn 6,44-51. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.
Liturgia viva del Bienaventurada Virgen María de los Dolores
NUESTRA SEÑORA, LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Introducción
La gente que quiere llevar a cabo su misión en la vida frecuentemente tiene que pagar un alto precio por ello. Jesús continuó su misión de amor haciendo la voluntad del Padre para salvarnos, y por ello fue clavado en la cruz. El anciano Simeón había dicho a María, en el templo de Jerusalén, que un día sufriría por y con su Hijo. Cuando un hijo sufre, también la madre sufre. Sin embargo, ella también fue fiel a su misión de dar a Jesús al mundo. — Cuanto más cercanos estamos al Señor, con frecuencia estamos más cercanos a su cruz.
Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Sabemos que las penas y sufrimientos
son inevitables en esta vida
para los que siguen a tu Hijo crucificado.
Danos suficiente confianza en ti
para mantenernos fieles
y para creer y esperar en tu amor
incluso en el abismo del sufrimiento.
Danos el valor de enfrentar y asumir
las dificultades de la vida
y de llevar los unos las cruces de los otros,
unidos a María, nuestra Madre Dolorosa,
en servicio de Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh Dios de nuestra felicidad:
Movidos por nuestra sabiduría humana
buscamos felicidad sin sufrimiento,
gloria sin sacrificio.
Pero, según tu sabiduría divina
-o locura, como San Pablo la llama-,
danos aquí y ahora a tu Hijo Jesucristo
para que nos haga comprender de nuevo
el profundo valor de la cruz.
Con María queremos servir a aquel
que es nuestro Señor, muerto y resucitado,
y nuestro Salvador, por los siglos de los siglos.
Oración después de la Comunión
Oh Dios nuestro, lleno de vida y amor:
En este santo banquete hemos celebrado
la muerte y resurrección de Jesús, tu Hijo,
y hemos proclamado que el sufrimiento y la muerte
son un doloroso, pero necesario camino
hacia la gloria y felicidad eternas.
Que esta eucaristía nos dé fortaleza
para sobrellevar las cargas pesadas de la vida
y para aprender de María, la Madre Dolorosa,
a estar de pie y cercanos a todos aquellos
en los cuales sufre tu Hijo y el suyo,
Jesucristo nuestro Señor.