Liturgia Viva del Viernes de la 15ª semana del Tiempo Ordinario

LA SANGRE DEL CORDERO 
(Año I. Ex 11:10-12:14; Mt 12:1-8)

Introducción

Año I. Cuando Dios envió plagas contra los egipcios, como castigo por oprimir a su pueblo, salvó a las familias hebreas que habían comido el cordero pascual y habían señalado los dinteles de las puertas con su sangre. Cristo nos hace experimentar su salvación en la eucaristía, la nueva Cena Pascual. Aquí él es para nosotros nuestro cordero pascual que por su sangre nos salva de la esclavitud del pecado. Él es el cordero pascual, el Cordero de Dios, que es nuestro alimento en el camino de la vida.
Evangelio. Las leyes no están por encima del servicio al hombre, ya que el servicio de Dios no contradice el amor y misericordia que hay que mostrar al prójimo. Leyes y mandamientos están basados en la libertad que Dios nos ha otorgado en Cristo Jesús.

Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú quieres que busquemos seguridad
no observando la letra de la ley,
sino buscando la inseguridad
de comprometernos en favor tuyo y de los hermanos,
con actitud de misericordia y servicio.
Danos valor para arriesgarnos, y, como Jesús,
sacrificarnos, entregándonos a ti
a través de nuestros prójimos necesitados,
y tomando parte en sus tristezas y alegrías,
sus protestas y sus problemas,
para que les conozcamos y sirvamos
como tú nos conoces y nos sirves a nosotros,
en Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Intenciones
  • Para que la gente, en cualquier parte del mundo, tenga algún tiempo de descanso, para recuperar la presión de su trabajo, y tenga también la oportunidad de dar culto a Dios. Roguemos al Señor.
  • Para que los fieles que participan en la misa dominical se comporten como buenos cristianos también en los demás días de la semana. Roguemos al Señor.
  • Para que el domingo sea para cada uno de nosotros una ocasión especial para crecer en amor hacia nuestros seres queridos, para visitar a los enfermos y para servir bondadosamente a los que se encuentran en necesidad. Roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Este pan y este vino van a convertirse
en el Cordero de Dios, Jesucristo, tu Hijo.
En esta eucaristía recordamos que derramó su sangre
para el perdón de nuestros pecados.
Que Jesús sea hoy nuestro alimento y bebida
para que podamos pasar con él de la muerte a la vida
y para que seamos verdaderamente tu pueblo,
nacido para ser libre
y para hacernos libres unos a otros,
en Cristo Jesús nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor, Dios de vivos:
Acabamos de comer la comida pascual
del pueblo de la Nueva Alianza, la Iglesia.
Queremos que Jesús nos ayude a vivir
el gran mandamiento del amor,
no tanto como una orden que hay que obedecer,
sino como un don precioso y gratuito
a este pueblo de nuestro tiempo
y a nosotros mismos, miembros de la Iglesia.
Hazlo posible, Dios padre nuestro,
por la fuerza y el poder de Jesucristo,
tu Hijo, nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Naturalmente, hay mandamientos. Pero el Señor mismo nos dice que nunca deben interponerse como obstáculo en el camino de la misericordia y del cariñoso servicio a los hermanos. Que él nos haga servidores sinceros, siempre motivados por el amor. Y para ello: Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.