Liturgia Viva del 12 de Enero. Feria de Navidad
PERTENECIENDO A DIOS EN CRISTO JESÚS
Introducción
En una especie de profesión de fe, el apóstol Juan resume su primera carta. Pertenecemos a Dios a causa de Jesucristo. Él nos ha traído vida eterna; esta vida no tolera el pecado; porque vivimos en él, él escucha nuestra oración.
Juan el Bautista da el mismo testimonio: Pertenecemos a Cristo como la novia al novio; nuestra vida debe hacerse idéntica a la suya; su vida debe crecer en nosotros.
Que en esta eucaristía el Señor nos permita participar más profundamente de su vida.
Oración Colecta
Señor, Dios de vida:
Te pertenecemos plenamente
por medio de tu Hijo Jesucristo.
En él nos has llamado a una vida real, libre, expansiva,
que traspasa la muerte.
Ayúdanos a desarrollar esta vida
con toda sus riqueza
y a atesorarla como un fondo de inversión
que no debemos guardarlo para nosotros,
sino que debemos compartirlo como un don
con todos los que nos rodean.
Que tu Hijo viva y crezca en nosotros
ahora y por los siglos de los siglos.
Intenciones
- Para que la Iglesia continúe con compasión la tarea de sanar de Jesús nuestro Señor, para que los enfermos sean confortados, los oprimidos sean liberados, y los pobres y los débiles sean protegidos, roguemos al Señor.
- Para que en nuestras comunidades cristianas nos preocupemos unos de otros como el Señor se cuida y es solícito de nosotros, y que nos enriquezcamos mutuamente con incontables buenos dones, de la mente y del corazón, roguemos al Señor.
- Por aquellos cuya fe ha sido sacudida por los cambios en la Iglesia y en el mundo, para que aprendan a confiar de nuevo en el Señor y encontrar paz interior, roguemos al Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Te presentamos, Padre amoroso,
estos dones de pan y vino,
que proceden de tu mano misma.
Son signos de vida y crecimiento.
Abre nuestros corazones a la profundidad
de la vida de Jesús, tu Hijo,
para que nuestra vida, corriente como es,
sea rica y llena de la bondad y calor humano del mismo Jesús.
Y que así nuestra vida se convierta
en un himno de alabanza y acción de gracias a ti
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la Comunión
Señor Dios, Padre amoroso:
Nuestra participación en esta eucaristía
ha dado testimonio de nuestra fe viva
en la persona y en la vida de tu Hijo.
Que su presencia entre nosotros
no nos deje indiferentes, sino que nos comprometa
a romper las cadenas del mal
y a hacer posible que su justicia y amor fiel
crezcan en nosotros y en el mundo.
Abrigamos toda la confianza
de que escucharás nuestra oración,
a causa de quien vive en nosotros,
Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
Bendición
Hermanos: Con Juan el Bautista podemos decir: Que disminuyamos nosotros, es decir, que nos consideremos menos importantes, pero que Jesús, el Señor, crezca y aumente en nosotros.
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.