Comentario al Evangelio del

CR

Queridos amigos y amigas:

Es viernes y la Palabra en esta cuarta semana de Cuaresma nos acerca a la Pasión. El libro de la Sabiduría narra la actitud que los impíos tienen contra el justo: “lleva una vida distinta de los demás, y su conducta es diferente” Sab 2, 15. No es raro que la Iglesia haya visto desde el comienzo una profecía de la pasión y muerte de Jesucristo en este texto. “Lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia” Sab 2, 19.

También el evangelio de Juan va estrechando el cerco de los acontecimientos que hoy celebraremos en muchos Vía Crucis, recordando este momento. Aunque todavía no ha llegado su hora,  el Señor va tomando conciencia progresivamente de que se acerca su hora definitiva. Todavía no ha llegado, pero está próxima. Por más que grita en el templo, muchos no aceptan su ser divino, su condición de Hijo, su misión salvadora. Insisto, el verbo del pasaje es “gritar”, “levantar la voz” Jn 7, 28. La sordera es de corazón, mas grave de curar.

Una prueba difícil que está viviendo nuestra Iglesia europea es su situación de pérdida de relevancia pública. El avance de la increencia y de la desafección religiosa en nuestra tierra, pone en cuestión su influjo en la sociedad. No sería la primera vez que esto acontece en nuestra historia cristiana. Pero esta “prueba” nos debe llevar a un análisis purificador, a una autocrítica constructiva, a una conversión: ¿será significativa la fe cristiana de mañana en la sociedad europea? O bien, ¿seremos creíbles como creyentes y como comunidad que refleja a Jesucristo? ¿Qué tiene que cambiar y qué tiene que desaparecer? ¿En qué tenemos que gritar más o levantar la voz? No importa que desaparezca “una forma” de ser cristiano, lo que no tiene que desaparecer es el cristianismo. Por muchas pruebas que haya.