Comentario al Evangelio del
Queridos amigos
El Evangelio de hoy nos habla de “odres viejos y odres nuevos, y de vino nuevo”. Jesús, su mensaje y su estilo de vida, es el vino nuevo. Lo antiguo ha terminado, lo nuevo ha llegado. Es verdad que Jesús fue un judío amante de sus tradiciones y costumbres, pero profundamente innovador. Jesús dio el sentido verdadero a muchas prácticas religiosas de su tiempo y marcó el camino para distinguir entre lo viejo y lo nuevo. Las prácticas y costumbres religiosas tienen valor y sentido cuando nacen de un corazón renovado por la escucha de la Palaba de Dios; un corazón que está abierto a Dios sabe dar sentido a los ritos, preceptos y ceremonias, de lo contrario se convierten en rutinarios y vacíos, y no sirven de nada. Con razón dice el Profeta: “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.
El vino nuevo es la obediencia a Dios que Jesús vivió a lo largo de toda su vida. Una obediencia que nace de un corazón abierto al soplo del Espíritu, de un corazón que acoge los planes de Dios con humildad y docilidad, un corazón que busca sobre todo la autenticidad en todo el proceder y actuar. Obediencia que no es un mero cumplimiento de normas y preceptos, sino una apertura a Dios que en cualquier momento nos puede sorprender y marcarnos un camino diferente. Obediencia que pide apertura y receptividad. Obediencia que pide disponibilidad y humildad para aceptar la voluntad de Dios. “La obediencia vale más que el sacrificio” (1Sm 15, 22).
El vino nuevo en odres nuevos: el amor, la justicia, la fraternidad, la solidaridad, la honestidad, la sinceridad… que Jesús predicó y vivió no puede estar en los odres viejos del egoísmo, la mentira, la injusticia, la hipocresía, la desconfianza, la insolidaridad, las propias seguridades, el estilo de vida insolidario e individualista. El vino nuevo pide un cambio de mente y corazón, de actitudes y forma de vivir; un deseo de querer hacer las cosas de otra manera y sin aferrarse a viejos esquemas y tradiciones. Por eso Jesús comenzó su predicación invitando a cada uno a la conversión, y lo sigue haciendo constante y permanentemente.


Miguel Angel
hace 4 semanas


Juan Samaniego
el 21/1/19


Maria pinelli
el 21/1/19


Dolores
el 21/1/19


gladyslarrea
el 21/1/19


Marcela flores
el 21/1/19


Lupita Medina
el 21/1/19
Rezar El Rosario a la virgen María para perseverar en la gracia.


jfernandez
el 21/1/19


Merwing
el 21/1/19
El está con nosotros aprendamos hacer humildes de corazón .


Raymundo R H
el 21/1/19


Humberto
el 21/1/19
El ayuno no tiene un verdadero sentido si no se hace por un fin de servicio, por una obra buena que beneficie a otro ser humano.
Jesús siempre lo demostró en su convivencia con los discípulos en su misión: predicación, oración, sanación, liberación. Toda su vida en pos de la obediencia y del servicio. Que tu misericordia infinita nos ayude y que el Espíritu Santo nos ilumine para cumplir tu santa voluntad, así sea.


Humberto
el 21/1/19


Graciela
el 21/1/19


Carmen
el 21/1/19
La obediencia vale más que el sacrificio porque supone doblegar nuestra voluntad para someternos a otra superior. Solo la persona humilde es capaz de obedecer con alegría porque sabe escuchar y entender la voluntad de Dios en su vida.
El día esta lleno de oportunidades para ejercitar la obediencia, y los que vivimos en familia o comunidad, lo tenemos más fácil.Las personas somos diferentes,cada una tiene sus gustos,su manera de hacer las cosas,su opinión...y si no somos humildes la convivencia es un problema, pero si sabemos obedecer se convierte en gozosa.
La esposa que obedece a su esposo es fuerte y bondadosa.El esposo que obedece a su esposa,es hombre hon » ver comentario


Nelly Vallejo
el 21/1/19


José Manuel
el 21/1/19
LA ORACIÓN Y EL SILENCIO
El silencio es lo más importante para mí al orar. Las almas de oración son almas de profundo silencio. Y yo lo necesito para poder ponerme verdaderamente en presencia de Dios y escuchar lo que me quiere decir.
Este silencio es tanto exterior como interior, dejo de lado mis preocupaciones. Estoy acostumbrándome al silencio del corazón, de los ojos y de la lengua. El silencio de la lengua me ayuda a hablarle a Dios. El de los ojos, a ver a Dios. Y el silencio del corazón, como el de la Virgen, a conservar todo en mi corazón. Dios es amigo del silencio, que nos da una visión nueva de las cosas. No es esencial lo que yo diga si » ver comentario


Miguel Angel
el 21/1/19


José Manuel
el 21/1/19
Entre los que escuchaban al Señor, la mayoría serían pobres y sabrían de remiendos en vestidos; habría vendimiadores que sabrían lo que ocurre cuando el vino nuevo se echa en odres viejos. Les recuerda Jesús que han de recibir su mensaje con espíritu nuevo, que rompa el conformismo y la rutina de las almas avejentadas, que lo que Él propone no es una interpretación más de la Ley, sino una vida nueva.
El pecado es lo que nos separa de la llenura del Espíritu Santo, y la obediencia a Dios es lo que mantiene que estemos llenos del Espíritu. Aunque nuestra meta debe ser el ser llenos como se nos ordena en Efesios 5:18, no es el orar por ello lo que nos llena del Espíritu Santo. Es sólo nuestra obediencia a los mandato » ver comentario

John Chumpitaz
hace 3 semanas, 6 días