Comentario al Evangelio del
La alegría de la familia de Dios
La celebración de una boda es uno los momentos más gozosos en las familias. Supone en la vida de la familia el comienzo de una nueva etapa. Un chico y una chica dejan sus familias para formar una nueva. No es motivo para estar tristes sino lo contrario. La familia se agranda y, lo más importante, se abre a la vida. El casamiento de uno de los hijos o hijas significa que vendrán nuevos miembros a enriquecer la vida de la familia. Al casarse uno de sus miembros, la familia entera celebra que la vida no se termina sino que se abre al futuro con esperanza. El apellido familiar seguirá vivo. La vida sigue y se recrea.
Un matrimonio también supone una promesa de amor entre los que se esposan. Es un amor para siempre y para todo. Sin límites. Hecho de total generosidad y entrega mutua. Gratuito y sin pedir nada a cambio. Es un amor capaz de crear vida. Los demás miembros de la familia quizá han vivido más, tienen más experiencia, saben que ese amor a veces pierde fuerza, comete errores, no siempre es fiel al impulso primero. Pero la promesa de los esposos es un signo de que vale la pena seguir persiguiendo ese ideal tan difícil de conseguir. Por esto para todos los que participan en una boda, ésta es siempre una celebración de la vida y el amor.
No es casualidad que Jesús comience su vida pública participando en una boda y alargando sin límites la alegría de los participantes. No otra cosa puede significar la exorbitante cantidad de agua que Jesús convierte en vino. Además, según la opinión del mayordomo, es el vino mejor. La presencia de Jesús trae a la boda –la fiesta humana por excelencia, la fiesta de la vida– la presencia del vino mejor. Es la mejor bendición para la vida y el amor que celebraban aquellas familias. El vino mejor es el signo de que la vida que nos trae Jesús vence a la muerte.
Las bodas, la alegría, el vino mejor, todos son signos que nos hablan de que el encuentro entre Dios y la humanidad que se produce en Jesús es el encuentro con la verdadera Vida, con la que no se termina; es el encuentro que dará lugar a la familia definitiva, en la que todos nos reconoceremos como hermanos y hermanas reunidos en la mesa del padre de todos, Dios, allá donde no habrá más muerte ni tristeza. Como en las bodas, esta celebración no es más que el comienzo de una nueva familia. No es todavía más que una promesa, pero una promesa de vida en plenitud. Vivir en cristiano es vivir en esperanza y en alegría.
Para la reflexión
¿Vengo a misa cada domingo con la alegría de encontrarme con mis hermanos y hermanas para celebrar la vida que Dios nos da? ¿Ser cristiano es para mí motivo de gozo? ¿En qué se me nota? ¿En qué se nota en mi familia?


victoriasnchez
el 20/1/19
la sensibilidad de María para descubrir lo que necesitan otros;
como también su libertad de corazón para proponer y esperar.
María nos hace caer en la cuenta de las posibilidades de las
tinajas de cada uno de nosotros, y lo que Dios quiere,si le dejamos actuar.Transformación que se va realizando cuando
confiados acogemos las palabras de Jesús sobre el agua de
nuestras vidas .Ofrecer el mejor vino significa no retener lo
bueno que en cada uno de nosotros hay ,sino de ponerlo con
gran generosidad en circulación allí donde estemos;hacernos
presentes en las necesidades de los demás.Caná es para todos
el lugar donde aprendemos de María,porque ella es el canal por el que nos lleva a hacer lo que Jesús nos dice.
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Carmen
el 20/1/19
Familias de los pueblos,aclamad al Señor.
Una familia cristiana es reflejo del amor de Dios.Es en la familia donde se practica la fe,esperanza y caridad.Los esposos se aman,se escuchan y rezan juntos.Toman decisiones de mutuo acuerdo y si hay opiniones diferentes,siempre hay uno que sabe ceder;el amor es superior a la razón.El matrimonio cristiano no esta solo, experimenta la presencia de Dios en medio de ellos conduciendo su vida por el camino correcto y les da la luz y la fuerza necesaria para perseverar hasta el final.
El vino nuevo de la alegría nunca se acaba porque el Señor va convirtiendo cada limitación o carencia en oportunidades de amar con más intensidad al otro.
La belleza del matrimonio cristiano es una belleza q » ver comentario


Norman Zamora C
el 20/1/19


José Manuel
el 20/1/19
Cuando profesamos nuestra fe, comenzamos diciendo: "Creo" o "Creemos". Antes de exponer la fe de la Iglesia tal como es confesada en el Credo, celebrada en la Liturgia, vivida en la práctica de los mandamientos y en la oración, nos preguntamos qué significa "creer". La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida. No podemos hablar de Dios, ni de la Iglesia si no la conocemos si no estamos preparados para ello, ¿cómo puedo hablar de mi Padre si no vivo con él? ¿La Iglesia que es mi casa como la puedo definir, si nunca voy a ella? ¿Cómo puedo escribir mis comentarios, si no conozco a Jesús, ni sus Evangelios? “tampoco el significado » ver comentario


Nelly Vallejo
el 20/1/19


aura marina
el 20/1/19


Miguel Angel
el 20/1/19


michel varela
el 20/1/19


maria emilia
el 20/1/19


José Manuel
el 20/1/19
Al escuchar el Evangelio nos encontramos ante el conocido pasaje de las bodas de Caná, en el que Jesús salva la celebración convirtiendo el agua en vino.
Seguir a Jesús exige, por consiguiente, gran humildad de nuestra parte. A partir del bautismo hemos sido llamados a ser testigos suyos para transformar el mundo. Lo mismo que el transformo el agua en vino, Pero esta transformación sólo la lograremos si somos capaces de ser servidores de los demás, con un espíritu de gran generosidad y entrega, pero siempre llenos de gozo por estar siguiendo y haciendo presente al Señor. De igual manera, nosotros escuchamos y seguimos al Señor, como lo hicieron los primeros discípulos de Jesús, pero no siempre logramos entender su mensaj » ver comentario


Graciela
el 20/1/19


Juan J. Cabello
el 20/1/19


Rigoberto Landa
el 20/1/19


Andrés
el 20/1/19


luis silva
el 20/1/19