Comentario al Evangelio del

Ciudadredonda

Queridos hermanos:

Esta parábola describe la suerte que puede correr la palabra de Dios, es decir, el mensaje que Jesús está proclamando por pueblos y aldeas. Frente al aparente fracaso actual, en el futuro producirá el ciento por uno. La palabra de Dios no puede fallar, como recuerda Isaías: “Como la lluvia y la nieve caen del cielo, y sólo vuelven allí después de haber empapado la tierra, de haberla fecundado y hecho germinar, para que dé semiente al que siempre y pan al que come, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí de vacío” (Is 55, 10-11).

Después de la parábola  viene una explicación alegórica , reflejo de la interpretación que de ella hizo la iglesia primitiva, y que acentúa la diversidad de respuestas a la palabra. El designio de salvar a todos está condicionado por la actitud que cada uno adopta ante el mensaje de Jesús.

Lucas pone el acento en la semilla más que en el sembrador; y parece referirse no sólo a la predicación  histórica de Jesús, sino también a la proclamación que hace la iglesia de esa misma palabra a lo largo de la historia.

Hay como cuatro categorías de oyentes:

  1. Los incrédulos: Dios les da en su palabra luz, pero el diablo se la roba y así les impide la fe y la salvación;
  2. Los débiles: La semilla se seca por falta de agua; no tienen raíces, pues aunque al principio creen, es sólo de forma pasajera. Cuando llega la tentación sucumben, reniegan de la fe y caen en la apostasía definitiva;
  3. Los sofocados por las preocupaciones egocéntricas, por las riquezas y los placeres y comodidades de la vida. No es un fracaso repentino, sino que van decayendo lentamente. Están en el buen camino, pero no alcanzan nunca la meta fijada por Dios. Su fe no llega a madurar, ya que carece de perseverancia y su conducta se relaja.
  4. El éxito del ciento por uno es una cosecha milagrosa.

La actitud que se condena con mayor severidad es el apego a lo que se posee, por eso la adhesión a la palabra es lo que más adecuadamente  describe la vida cristiana, que consiste en caminar tras los pasos de Jesús.