Comentario al Evangelio del

Bonifacio Fernández, cmf

Queridos hermanos:

La buena noticia que recibimos hoy está  transida de fe y de realismo. Refleja una viva experiencia del camino de la misión cristiana, de sus dificultades y de sus motivaciones. Las comunidades que están detrás del texto evangélico han experimentado ya la dureza de la misión. El texto lo expresa con la metáfora elocuente: como ovejas entre lobos.

Continuar la misión de Jesús es peligroso. Se invita a  tomar conciencia de ello. El peligro viene tanto de la gente como de la propia familia.

Otra metáfora de tipo animal expresa la confianza y la prudencia  en la realización de la misión: sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

El acento del evangelio está puesto en la confianza, sean cuales sean las vicisitudes históricas de la misión. Hay que contar con la persecución, con la expulsión de las sinagogas, con el procesamiento. Pero no os preocupéis. El Espíritu de vuestro Padre está con vosotros, hablará  por vosotros.

La misión va para largo. Se abre con Jesús. Se continúa con los seguidores de Jesús que se hacen misioneros itinerantes. Está en marcha… No se ofrece a los misioneros promesas de éxito; no se les evita el fracaso. Hay que contar con la oposición y con el sufrimiento.

Recordar hoy estas dimensiones de la misión significa ver con naturalidad lo que nos sigue pasando. Y sobre todo reafirar la confianza básica de que el Espíritu no abandona la obra del Mesías. Sigue actuando en los enviados. Y todos los bautizados hemos recibido la gran misión. No hay nadie pasivo. Ninguno somos imprescindibles. Todos somos necesarios para llevar adelante el sueño de Dios sobre la humanidad.

Bonifacio Fernández, cmf