Comentario al Evangelio del

Alejandro Carbajo, cmf

Queridos amigos, paz y bien.

No es muy agradable el panorama que se nos presenta hoy tampoco. Ayer se nos enviaba como ovejas en medio de lobos, y hoy se nos promete la palma del martirio. No es algo que esté hecho para todos, lo de ser mártir, digo. Es un don de Dios. En 2010 se estrenó una película, De dioses y hombres, sobre un grupo de monjes que fueron martirizados en Argel por causa de su fe. Toda la película muestra la evolución y la lucha por la que van pasando los monjes, desde el miedo y el rechazo, las ganas de escapar, hasta la serena aceptación de la voluntad de Dios. Eran personas consagradas, que se habían entregado ya una vez a Cristo, y fueron fieles hasta el final. Como nuestros Beatos Mártires Claretianos de Barbastro.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Toda la semana hemos estado reflexionando sobre la fe, y cómo la fe influye en nuestra vida, nos sana o nos permite seguirle, a pesar de todas nuestras debilidades.

Todo lo que sucede en nuestra vida sirve para los planes de Dios, si lo aceptamos y lo meditamos en el corazón, como María. Lo bueno, se acepta rápidamente. Lo malo, con más dificultad. Y Jesús avisa con claridad: Dios cuida de nosotros, está cerca, incluso cuando sufrimos. Porque Él sufrió lo indecible, para nuestra salvación y la de todos los hombres.

Saber dar gracias en la prosperidad, y saber ser fuertes en la adversidad. Eso es lo que debemos pedir, dar gracias cuando todo va bien. Y pedir, cuando algo va mal. Hoy es un buen día para recordar a todos los fieles que sufren por causa de su fe. Recemos por ellos, para que puedan sentir el consuelo de Cristo en el sufrimiento, y ser fieles, a pesar de todo.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.