Comentario al Evangelio del

Pablo Largo, cmf

Queridos amigos y amigas:

Llegamos a la vida y empiezan nuestros pasos, que no pararán hasta nuestro final. El camino es gesto y quietud; es silencio y palabra. Y Lucas, mostrándonos a Aquel que es el CAMINO, nos hace escuchar la voz firme del Maestro: ¡poneos en camino!

Una invitación que nos prepara y dispone a vivir esta semana inmediata al DOMUND en clave de misión; una clave que ha de darnos el tono como seguidores de Jesús.

A lo largo de esta semana, la Palabra está siendo un regalo maravilloso que va haciendo profundizar en el compromiso misionero de todo creyente, de toda la Iglesia.  El Evangelio de Lucas que estamos desgranando, día a día, es un especial regalo para esta sensibilización. Es un texto particularmente sensible a la urgencia del anuncio de la salvación a todos, convirtiéndose en luz para cuantos buscamos ser auténticos evangelizadores. En Jesucristo ha llegado la salvación para el mundo entero; llamados a anunciar el evangelio de la Salvación.

¡Ponte en camino! ¡ha llegado la hora de la acción! ¡Es la hora de tu compromiso misionero! En estos momentos más que nunca, en un mundo al que con frecuencia le falta luz y la valentía de nobles ideales, no es hora de avergonzarse del Evangelio (cf. Rm. 1, 16) Ha llegado más bien la hora de salir a predicarlo desde los tejados (Mt. 10, 27). La Iglesia tiene necesidad de nuestras energías, de nuestro entusiasmo, de nuestros sueños… para poder hacer que el Evangelio penetre en el tejido de la sociedad y suscite una civilización auténtica y de amor sin discriminaciones.

De este modo, el Señor, en el Evangelio de hoy, con un estilo peculiar de vida y de anuncio, nos envía a todos los pueblos y lugares adonde piensa ir Él. Profundicemos en la riqueza que se nos ofrece en este pasaje evangélico tan elocuente para iluminar el talante de nuestro compromiso evangelizador.

Primero creo que tendríamos que preguntarnos si realmente vamos y estamos donde el Señor piensa ir.

¿Creemos que realmente el Señor viene detrás de nosotros? ¿Se lo hacemos posible?

Por otro lado, San Lucas ,–cuya fiesta hoy recordamos-, nos ofrece los rasgos propios y peculiares de los discípulos de Jesús:

- Un estilo de vida que implica: la pobreza, la universalidad del corazón, la provisionalidad, la confianza en la providencia, la presencia sanadora…
- Y un anuncio que tiene un contenido claro y preciso: Cuando entréis en una casa decid: "Paz a esta casa. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz".

¿Estará aquí el porqué de la falta de paz en nuestro mundo?

Y continúa el Evangelio: …comed lo que os pongan –signo de comunión y de fraternidad-, curad a los enfermos que haya y decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios. ¡Cuánta necesidad tenemos de escuchar y de creer esta Palabra: ¡está cerca el Reino de Dios! ¡Sí, oíd, está cerca! “Cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente” (Sal. 144) El mundo necesita experimentar que el Señor está cerca, que su destino no va a la deriva, sin rumbo… Dios se imbrica en la historia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, haciendo, con ellos, historia de Salvación.

La misión es apasionante y contemplar el proyecto del Reino caldea nuestro corazón pero, no hay que perder de vista que somos enviados como corderos en medio de lobos y, como los hermanos que cita Pablo en su carta a Timoteo, podemos abandonar el proyecto del Reino, enamorados de este mundo presente.
Como Pablo nos sabemos necesitados de la fuerza de Dios para poder tomar parte en los duros trabajos del Evangelio; porque se trata, nada más y nada menos, de engendrar nuevos hijos de Dios por el Evangelio, en palabras de un santo enamorado hasta los tuétanos de Jesucristo, San Antonio María Claret. Dar VIDA a otros significa, muy a menudo, entregar la propia para que otros la tengan y la tengan en abundancia.

El anuncio íntegro del Mensaje, de modo que todos lo oigan, significará muchas veces en el camino de nuestro diario vivir el abandono de los más cercanos, la soledad, el hambre de tantas cosas, la desnudez…

¿se dan estos signos también en nuestra vida?


Un saludo

Pablo Largo