Comentario al Evangelio del

Patricia Molina, rmi

En clima de oración Jesús le hace una pregunta a sus discípulos y los pone en jaque mate. En principio recibe respuestas de lo que pensaba la gente de lo que ellos habían visto y oído. Pero Jesús ahonda un poco más y exige una respuesta vital; ustedes ¿Quién dicen que soy yo?,  finalmente Pedro, siguiendo su corazón, como se lo había revelado el Padre del cielo respondió: Tú eres el Mesías, el hijo de Dios.

Pero la pregunta de fondo de Jesús es,  para mí, es para  vos, es para nosotros ¿quién soy yo? Podemos  eludir esta respuesta, y pasa que  hay hombres y mujeres que van por la vida sin esbozar una respuesta  a esta pregunta; otros,  responden a medias, van a los libros  e intentan deducir quien es Jesús.

La buena noticia de hoy quiere enseñarnos que sólo podremos responder quien es Jesús si aprendemos a encontrarnos con Él, o mejor dicho, si nos dejamos encontrar por Él, porque a veces huimos, nos escondemos y el encuentro se torna difícil.  Jesús nos encuentra de una manera sorprendente, Jesús en nuestro encuentro es siempre sorpresa, y para poder entrar en esa intimidad necesitamos abrir el corazón que es el templo para vivir en plenitud el misterio del  encuentro.

Esta pregunta sigue brotando hoy del corazón mismo de Jesús. En ella, Jesucristo se abre y nos pide una respuesta profunda. Cuando alguien abre el propio corazón, desea que la persona que está enfrente no le responda sólo con la cabeza. Esta pregunta proveniente del corazón de Jesús quiere tocar nuestro corazón. ¿Quién soy yo para vos?